domingo, 3 de agosto de 2025

Zarca es La Canéfora de La Guadaña

El Camposanto colgado sobre el precipicio






 ¡Júcar, parece pronunciar la lluvia solitaria en una aliteración zen al caer sobre las formaciones rocosas de los inmensos despeñaderos! 

No es de extrañar, piensa Juan “El Errabundo”, que el río del desfiladero del fondo tenga ese nombre tan atractivo y crujiente, la erosión del agua a través de los siglos ha formado la hoz del río Júcar con paciencia chiflada de orfebre y en los días de hogaño, el espectáculo es épico, con el dominio visual a mano siniestra de la parte antigua alta de la Ciudad Medieval de Cuenca y a pocas decenas de metros de la carreterilla, el abismo. Pero los pasos peregrinos de “El Errabundo” le han llevado al lugar más luctuoso y bello de esa cota, una gran reja de forja de acceso a un enclave sacro donde puede leerse en su parte superior “San Isidro”, e inmediatamente debajo “Ermita Cementerio”. Detrás, un amplio jardín de despejadísimos aires sobre los precipicios distribuye a mano derecha el paso a los nichos elevados verticales, la propia ermita, los nichos de los canónigos seculares, la casita de la santera y al borde del abismo referido, el camposanto de unos pocos conquenses históricos contemporáneos (descansan en “San Isidro”, aparte de los referidos, solo los miembros de La Hermandad, con lo cual el camposanto montaraz es chiquito y luce como una miniatura arquitectónica caprichosa que no padece vértigo).

“El Errabundo” ha llegado por azar y la fortuna le ha sonreído al encontrar abierta la cancela a la vez que cesaba la lluvia escultora de rocas, aunque a él mojarse alguandre le ha importado y menos aún “acogiéndose a sagrado”. Con lo cual, recatado y respetuoso, se pasea por el corredor primero de la derecha que le lleva dando una vuelta por dos espacios, al aire libre de nichos verticales bellísimos por la parte trasera de la ermita que conecta con el cementerio de conquenses artistas, justo encaramado sobre el abismo de la hoz amplísima del Júcar. Es asaz reducido, pues no llegará a media docena de tumbas–en este reconditorio natural no aparece ningún nicho– entre la maleza descuidada sobre el borde exacto abisal del Júcar. Allí, “El Errabundo” queda patidifuso y admirado. Es “La Hora Bruja “y la belleza no pude ser más deletérea.

La atmósfera mística y de Xeniteia (Desierto Interior) es apropiada porque no hay nadie más que él, ni lugareños, ni despistados, ni otros vagabundos; bueno, sí existe alguien: Un gato grisáceo y dominante, con maneras de pocos amigos, tal y como corresponde a un ser vivo que está en contacto con los enigmas de un camposanto. Un minino–es joven y díscolo–que es sepulturero “in pectore” y que mira a” El Errabundo” con las hurtadillas personificadas de sus ojos gualda, en las que se lee el mensaje de “¡Soy el archipámpano de este Pensil de Los Inmóviles!”.

Extrae de su morral un lapicero y su libreta y se sienta junto a la tumba de Federico Muelas–poeta tan conquense como los ríos de Cuenca, el Júcar y el Huécar–por improvisar un haiku a la prosopopeya de La Muerte en ese camposanto…

                                                  Haiku a La Dama Segadora

                                                         Parca sin vértigo

                                                  funambulista en tumbas

                                                             azul sáxea.



¡El Errabundo ante la tumba humilde del poeta Federico Muelas!


No sabe muy bien por qué, pero Juan “El Errabundo” ha tenido el pálpito, tras muchos camposantos por España, de sentir a La Muerte de color azul. Debe ser por la lluvia, debe ser por la presencia al fondo del Júcar, debe ser al fin, por estar reposando junto a la tumba de un poeta–¡crúor zarco! –o acaso, por este camposanto que tan próximo del cielo se sitúa, que más que “Postrer Jardín” es nefelibata azur. Una bóveda celeste pura e infinita que habla de lo que no existe en este camposanto: Vida Ultraterrena.

El gato, entretanto, no ha podido evitarlo, y se ha puesto en el extremo de la tumba de Federico Muelas a observar con la cola recogida a Juan “El Errabundo”. La mirada de ambos se cruza y Juan le dice emocionado de viva voz:

–Mizo, posees todas las vidas que podría haber en lugar de tumbas junto a este risco.


El gato, contra todo pronóstico, asiente moviendo la cabeza y dilata los ojos; por arte de birlibirloque, mutan en una tonalidad turquesa –¡también es un matiz del Júcar! – que encalabrina a Juan “El Errabundo” y siente un vahído anímico. En ese instante se levanta del asiento rectangular de piedra y como un autómata marcha a la barandilla oxidada sobre la última contención del pensil y se pone de pie. El gato le sigue y salta al reducto de granito viejo. La panorámica del lubricán pone la piel de gallina, pero ambos están firmes ante la eventual mortalidad del abismo. Las rocas ciclópeas dibujan la cordillera que por mano siniestra se extiende hasta el casco antiguo de Cuenca. ¡Y el aire frío agosteño y paradójico invita a amar La Muerte amando La Vida, valga el oxímoron! Juan “El Errabundo” tiene los ojos abiertos y siente centenar y pico de metros bajo su SER, siente La Gravedad y por encima de todo, siente La Belleza Única, carisma que no pertenece a La Humanidad. Pero allí, el gato y él, la acarician.

Vigía y torrero de tierra adentro, Juan “El Errabundo” tiene una visión completa del camposanto que amartela hasta límites inconcebibles porque advierte que su encanto es lo abandonado que está de la mano de Dios. Aunque cree, que alguandre caerá al abismo, y eso que parte de su estructura de contención al precipicio esta derruida e irrecuperable. El gato le roza y se gira a mirarle. El mínimo observa algo delante, en el éter donde no existe sino “un océano de aire” como decía Torricelli.

Mas…fijándose mejor, Juan “El Errabundo” contempla cómo unas flechas antropomorfas de color azul fosforescente surgen del terreno del camposanto y danzan al vacío; quizás no sean más de media docena, pero tiñen el lubricán de azul, deletéreo azul eterno.

La única vez en todo el crepúsculo que maúlla el gato, hace reaccionar a Juan “El Errabundo” y descender a la tierra del camposanto. De hecho, el gato ha decidido que se ha acabado la acogida. Él volverá a rondar las tres partes de la ermita: nichos de La Hermandad de San Isidro, camposanto de las personalidades conquenses y el de los canónigos.

Juan “El Errabundo”, retorna al polvo de los caminos para buscar antes de la hora de los candiles posada y refrigerio. Porque sabe que el gato se basta solo y no da el Sí para compartir la noche con él en los hastiales de la ermita.

Y cuando está al otro lado de la cancela de entrada, ya en la carreterilla, en señal de pleitesía de un humano a un felino tan señero, Juan “El Errabundo” le dice:


–¡Mizo! Gracias por tu mirada y las revelaciones. Tú ya lo sabes, pero lo he recordado ahora…

               …”La Muerte es Azul

                                  (“Salomón Kane”. Robert E. Howard dixit)



                                      L a u s D e o.




¡¡¡ El gato luctuoso, sabio y preternatural diciéndome que los nichos son suyos!!!





La tumba de Federico Muelas desde otro ángulo........







*¡Estas son las deletéreas panorámicas de La Muerte del Camposanto.......!  * ........












El río Júcar al fondo.....








Las barandillas sin sujeción segura en cuyas proximidades aéreas aparecieron los ectoplasmas....










Hitos donde no llegan ni las cabras.........









¡¡¡ Enloquecido y feliz junto al abismooooooooo......... !!!











......y a la postre, la magnificencia de la Creación de Dios...........





La vegetación descontrolada circunda los cortados







Cuenca y sus barrios medievales al fondo










.....y junto al pozo de Las Ánimas, mi despedida.






















9 comentarios:

  1. ¡Hola Juan! Me ha fascinado esta mezcla de misticismo, naturaleza y reflexión que te transporta a un lugar tan único como el camposanto de San Isidro en Cuenca. La descripción del paisaje, con la hoz del Júcar y las rocas esculpidas por la lluvia, es tan vívida que casi siento el aire frío y el abismo bajo los pies. El personaje de Juan “El Errabundo” me encanta por su aire de peregrino solitario, paseándose con respeto por ese cementerio encaramado al precipicio, y el gato grisáceo, con su mirada de “archipámpano”, le da un toque mágico y enigmático que me hizo sonreír. El haiku a “La Dama Segadora” y esa idea de la muerte como algo azul, inspirada por el Júcar y el cielo, es pura poesía que te hace detenerte y pensar. La interacción final entre Juan y el gato, con ese maullido que lo trae de vuelta a la realidad, cierra el relato con una sensación de comunión con lo eterno y lo efímero. Es un texto que te deja con una mezcla de melancolía y admiración por la belleza de lo salvaje y lo olvidado.
    Felicitaciones.
    ¡Un fuerte abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los camposantos antiguos son uno de mis grandes apasionamientos y el que refiero merece sin duda la pena, ser visitado reacciona en la psique y la fusión con La Hermandad de San Isidro es completa. Su elevación, tan atmosférica como has podido sentir, sobrecoge; Un Éter Antiguo, Histórico y Enigmático y con la omnipresencia de la maravillosa y medieval Cuenca. Has apreciado con el virtuosismo que te caracteriza matices exquisitos y tu lectura y comprensión de texto es matrícula de Honor, M a r c o s. Son piezas éstas, que adoro para componerlas, porque me permiten aunar prosa y poesía, mis dedicaciones AMADAS .¡Muchas Gracias por tu visita y por tu brillantez impagable! 💎
      Post Scriptum: Tal y como te habrás imaginado, El Errabundo soy yo, al igual que el de las fotos. ¡¡¡ He disfrutado como un gnomo con esta entrada!!! 😎
      ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Cuídate y Feliz Verano !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 🌍

      Eliminar
  2. Saludos Juan.... o Juan “El Errabundo”, magnifico encuentro con un Gato que es a su vez protagonista o parte fundamental de la experiencia con la Gran Dama. La Muerte, que tiene mi color favorito, el azul, si gran color.

    El azul parece que en japones lo llaman "mortecino" no es raro que en el zen ese sea el color de muerte.

    que de ser asi seria el mas bellos de los colores.

    Bello pareje, claro con su toque de misterio y peligro.

    Puede ser un lugar precioso para descansar por siglos alli.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. errata, donde dice pareje de verdad que escribir paraje pero blogger me juega de vez en cuando alguna broma y cambia mis letras.

      Eliminar
    2. Los gatos y yo siempre conectamos, por supuesto que el de este camposanto tuvo algo de sherpa y cicerone. El hecho de que La Muerte es Azul, lo descubrí leyendo "Las Aventuras de Solomon Kane" de Robert E. Howard. Y allí, en esos cortados antiguos y telúricos, reviví sentimientos extremadamente góticos.
      ¡¡¡¡¡¡ Muchas Gracias H u g o por Tus Atenciones Extraordinarias y Certeras!!!!!! 🌕

      Eliminar
  3. ¡Por mis santas muelas! Qué galerón tan pinturero, de verdad te lo digo, de esos que te dejan con el moco colgando. Se ve que te has metido en unos berenjenales de aúpa, buscando el misterio y la aventura a la vieja usanza. Y mira tú por dónde, el moderador de todo el sarao es un gato, un minino con más bemoles que un torero, que te va llevando de la manita, pero solo lo justo para que veas lo que tienes que ver. ¡Qué animal tan salao, por Dios!

    Se nota que eres un aventurero de los de antes, un Juan Errabundo de pata negra, de los que no le temen ni al diablo en cueros. Pero ojito, que también se te ve que ya no eres el pipiolo de antaño. Ahora tienes más tablas que un carpintero, y te has hecho un hombre de provecho en esto de las exploraciones. ¡Eres un lince, Juan! ¡Un lince que ya está listo para verle la cara al Azul!

    Ahora, si me permites, te voy a dar un consejito de abuela. Ten cuidado con esos andurriales, que por mucho gato que tengas, a veces el diablo se esconde hasta en los rincones más insospechados. ¡Y no olvides llevar una bota de vino! Que la sed es muy mala consejera, ¡y más en el misterio!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo compartido en el mundo por los gatos, está cargado de charada e imprevistos ¡me encanta!. Sí, es cierto que mi carisma es La Aventura y unido a mi amor por la creatividad y la literatura, permite eternizar algunas exploraciones 😊. ¡Qué gran verdad : No existe el párvulo ni el pipiolo, existe El Veterano en pos de emociones siempre, así que tu consejo está muy bien dado y claro que me lo quedo: ¡Siempre voy con precaución, y más que me otorgaré en lo sucesivo!¡¡¡¡ Muchísimas Gracias por Tu Conseja!!!
      ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Y encima, me complace el buen vino; en mi lar familiar nunca falta una veterana bota de vino de cuero bien curtidoo!!!!!!!!!!
      Recibe Mis Consideraciones Más Distinguidas por tan apropiado comentario, L u c y . 💫

      Eliminar
  4. Has sido seleccionado con éxito por la distribución gatuna universal para ser de los que tiene conexión con ellos y saber sus secretos.
    El azul se relaciona con la muerte en Siria porque representa la esperanza de la vida al otro lado así que no es tontería, además es el color de un espíritu protector del este en Japón.
    No se pero te veo en el pais Nipón de aventuras....
    Un besazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Desconocía lo que me dices del Oriente y los tonos azules! El mundo felino, desde luego, me tiene desde antaño alucinado. ¡Gracias por Ser Portavocía de esos Seres Elegantes y repletos de Charadas! 🐱

      Eliminar

Salutem Pluriman ! ! !

Luna Mental de Agosto

  ¡ ¡ ¡ P a x E t B o n u m ! ! ! [Autorretrato Anímico Feliz]                                         Limerick del Puente de Mi Psique     ...