Mi Asueto de Plenilunio Abrileño |
H o m e n a j e A L a L u n a L l e n a de l M e s D e A b r i l
Antropoteruvelia
Cuando desvelado escapo del lecho
y la noche se fragmenta en teselas
cuando ese mosaico me muestra estelas
las sigo hasta hallar quién está al acecho.
Médanos y espejismos forman trecho
hasta el mar donde El Hombre Teruvela
sobre un géiser de olas su aura revela
me impulsa y levita al colmar mi pecho.
Sobre el fosfórico mar dos testigos
Maestros por igual, al Cosmos novatos
El Hombre Polilla y Yo siempre amigos.
Abdujo Él mi conticinio a rebato
y ahora lo insólito se une conmigo
pues me aislé del mundo ¡y ese era el trato!
"Get up aim for the top....feel the pressure.."
🕵️♂️
*Presento el relato mostrado para el concurso de "El Tintero de Oro".Un servidor, con mucha "mili" a las espaldas y en el macuto e impedimenta, ha conocido lugares asaz extraños donde la rutina castrense seguía de milagro, entre vesivilos y ectoplasmas de toda especie, y que ninguna clase de investigación paralela ha podido desvelar. Las vivencias narradas en el presente cuento, increíblemente están basadas en hechos reales, y....quizás....sigan en el lugar....que tan bonico y anónimo ha quedado en esta numinosa narración.....¡ Es lo que tiene ser detective psíquico aficionado!..*
[ son , contando el título , 900 pp. exactas]
E l I m a g i n a r i a
Nadie en el Regimiento de
Dragones deseaba ser arrestado. No era por la retirada del permiso para
acudir al pueblo, ni por el menoscabo en la soldada. Era por la reclusión en
las habitaciones de la residencia militar del acuartelamiento.
Podría
parecer paradójico.
Resulta que como nuestra
Unidad estaba en una demarcación castrense extraviada, rumbo a ninguna parte,
nunca había compañeros de armas en tránsito que tuvieran que hospedarse, con lo
cual se desaprovechaban las instalaciones. Así, El Alto Mando decidió que los
sometidos a régimen disciplinario, permanecerían en sus estancias sin salir.
Resultaba elegante y cómoda, mucho más que nuestros pabellones de suboficiales
y en principio, era un contrasentido amargarse más de la cuenta. Excepto por un
detalle: El antiguo montacargas que funcionaba entre las tres plantas. Daba
igual la habitación asignada —todas estaban dispuestas en hilera a lo largo de
un corredor, cuyo centro lo dividía simétricamente, el elevador mencionado—
siempre se oía por las noches el funcionamiento aleatorio de sus subidas y
bajadas sin necesidad de ser accionado, pues desde hacía décadas, por algún
mecanismo demasiado antiguo, por la noche al no estar de servicio, se activaba
por ensalmo, atendiendo a un extraño efecto de sus piezas.
La primera vez que padecí
arresto, me desvelé de madrugada por el ruido. Por debajo de la puerta de mi
habitación, se filtraba la luz añil y antigua que desprendía su cabina por todo
el pasillo longitudinal, accediendo a todas. Lo más inquietante era que
advertía con claridad que mis pensamientos y sueños se los llevaban en su
ascenso o descenso, sumiéndome en una mortificación tediosa por unos sueños
ajenos, como si en su desplazamiento vertical fuese intercambiándolos por otros
que de manera inexplicable se conservarán clasificados en el interior de su
habitáculo.
Al día siguiente rogué con
encono a mi mando directo, sin especificar la causa (ya que entonces me habrían
enviado al Sanatorio Militar, gabinete del alienista castrense) que me
conmutara el cumplimiento en la residencia por trabajo forzado en la rehabilitación
del viejo polvorín del Regimiento. Como era mi único arresto y mi hoja de
servicios estaba limpia, accedió.
Pero ayer me volvieron a
castigar por una pendencia con un brigada de zapadores bastante grave, lo que
unido a que habían cesado las obras del arsenal, no hubo manera y tuve que
acudir a cumplir recluido en la residencia.
Me quedé dormido muy pronto,
debido al profundo temor que me insufló un agotamiento mental contradictorio
propiciándome el sueño. Pero como siempre, en lo más perfecto del conticinio,
el ruido de la maquinaria del montacargas me desveló. Las pautas se producían
como siempre: Ecos de engranajes y sonidos aspirantes. Y luego la luz pálida
por debajo de mi puerta. Además, se dio la circunstancia de que el único
sancionado era yo —el brigada era muy veterano y eso le excusó — y las tres
plantas emocionaban con su quietud.
Notaba cómo el montacargas
ascendía a la planta superior llevándose mis sueños y dejándome con la angustia
de la soledad del edificio. Al rato volví a caer dormido, pero el sueño era
artificial y plano, sin matices. Sin calibrar el tiempo, en otro momento se
activó su descenso al sótano, para desde allí pararse solo en el altillo de los
desvanes.
Cada ocasión que el
montacargas realizaba su facción, mi mente quedaba sin energía, sedada por
fuerza en una especie de lobectomía figurada. Maldecía de continuo el haber
infringido las normas de régimen interno sobre la convivencia disciplinaria.
Pero a la cuarta o quinta vez, no pude resistirlo y con la poca voluntad que me
restaba, abandoné la habitación e interferí en mi planta el paso del
montacargas. Tras abrir la doble puerta de fuelle, la atranqué con mi propio
sable.
Regresaba a mi lecho cuando
la lucecilla fatua de la cabina del ascensor, aumentó la potencia, como si
hiciera un esfuerzo por superar la traba ingeniosa que yo había ofrecido. Ese
ente inmaterial anhelaba a toda costa continuar su rondín vertical.
Me asusté y aseguré con
cerrojo mi aposento. Lo último que escuché fue un zambombazo sordo y me quedé
profundamente dormido de la impresión y la responsabilidad que había cosechado.
Me desperté de madrugada, el
sol no había salido aún. La incertidumbre era desoladora y la sensación de
abandono absoluta. Abrí la puerta y el corredor continuaba bañado en la anormal
lucecilla de servicio del montacargas, pero éste había desaparecido ¡incluyendo
su hueco arquitectónico!
Lo insólito, era que ambas
alas del edificio, constituían una inmensa puerta de montacargas cerrada a cal
y canto, traslúcida emitiendo la ominosa luz, pero sin funcionamiento. Por los
ventanales de guillotina exteriores, un abismo de oscuridad lo asaltaba todo, y
no había rastro de los pabellones del acuartelamiento, ni del patio de armas.
Mi regimiento se había evaporado.
Por mi parte, incapaz por el
miedo, intento razonar qué sucede y cómo evadirme de la residencia mientras
escribo este parte de novedades de imaginaria cumpliendo arresto, donde detallo
los hechos para las posteriores diligencias que tengan lugar en el improbable
caso en que la rutina cuartelera se normalice; solicitando encarecidamente ser
acreedor de otra pena militar, incluida la degradación de mi rango. Lo que
estime pertinente El Archipámpano del Regimiento de Dragones. Cualquier dislate
u ocurrencia arbitraria.
Menos permanecer una noche
más de mi vida de soldado enclaustrado en la antigua residencia militar, en
tanto una entidad mecánica me succiona la vida.
here´s the key behind / . . ./ My Calling, My Time ! ! ! " [TSOM]
¿Tú Crees?
Gato Negro asaltó la escalera principal
Se contoneaba especialmente oscuro
Opaco, silvestre…¡felino!
Gato Negro mirome
Yo le dije
—"¡A deshora, Siempre, Oh Negro Amigo,
Deja de invadir
El hogar!
Mas…
De veras, deja de conquistar mi mente
Con elegancia negra
Tu ademán nocturno
Tu sabiduría de las rúas
Tu mirar de soslayo
A La Vida.
Recuerda Plutoniano Amiguete
Que No son Siete Mis Existires."
Gato Negro se lamió el lomo
Se aseó el rabo
Y cuando quiso y deseó
Me dijo
—"¡Pálido Humano!
Insatisfecha especie la tuya
No es que no te escuche
Es que haré siempre
Lo que me venga en gana.
Vengo de invadir
La cripta de tu iglesia parroquial
—(¡nunca sabrás por qué agujeros,
Es cosa de mi gente!)—
La huesa del camposanto
—(¡eso es más fácil aún!)—
De pasear encima de un cadáver
Que aún no ha sido descubierto
—(¡ni lo hallareis!)—
De entretenerme con una odalisca
Mientras desnuda
Se miraba en la pedrería de su collar;
Vengo de admirar el mejor lubricán
Que tú hayas visto nunca.
Y para terminar
Regreso de dar una paliza por KO técnico
Once gatos, sí..¡casi una docena!
Y no me hicieron ni un rasguño
¿Tú Crees
Que te haré caso?
¡¡¡¡¡¡¡ Alguandre !!!!!!!"
Y el negro squatter de pasión
Se echó a dormir en el escalón…
¡¡¡¡¡¡¡Mi Escalón!!!!!!!
Selénico Tanka Marzeñogargólico Escrofulosáxeo
Y Palindrómico Irregular Críptico Sólo con
La Alabanza de La Gárgola . . . . . . . . . . . .
Nutre la luna
Gárgola en piedra
viva
Sana su tisis
La Muerte Blanca
escapa
Del medieval
bestiario.
[ Homenaje Tríptico...A La Luna Llena, A Marzo y a La Tuberculosis.
De igual forma que siempre, tengo elaborada la viñeta
ceremonial que ha inspirado mi tanka, pero ¡malhaya! mi
ordenador o blogger o qué sé yo, está inoperativo el
asunto de las imágenes....Grandísima Putada!!!!!!!!.... ]
Corvatobrumagia Asaz Bisiesta |
C o r v i d o f i l i a
(¡No puede ser el cuervo más negro
que las alas!)
Me
dicen Juníper de Azza.
Mi
compañero de armas, Isaac Stupa, siempre estaba apedreando mis urracas. Y
emigraron.
Después
los grajos fueron mi familia en la fortaleza. Hasta que los envenenó.
Entonces
acogí abubillas. Pero me advirtió que atraían el espíritu de los difuntos y les
disparaba.
Pensar
que farautes de otros mundos no visitaran mi cottage del regimiento
guiados por abubillas me sumió en tristura infinita.
Y un
día bisiesto apareció con el brazo entablillado por el rebote de tantos proyectiles, en
mi soledad ya sin alígeros.
Le
invité a un oporto. Se relajó y le agarré el brazo sano y lo machaqué
mezclándolo con harina, tal como me adiestraron en campaña Los
Despedazadores de Dharamsala. Luego lo até a la barbacana de Oriente.
Le
advertí:
—Ruega,
Isaac, que tengan suficiente con tu pequeño ambigú, de lo contrario haré los
preparativos para el funeral celeste.
—¡¿Quiénes,
Juníper de Azza?!—aulló delirando y aún con sorna.
—Ellos.
Y,
desde el brumoso valle del Panoni, meridión del Chandragiri “Montes de La
Luna”, empezaron a sobrevolar, hambrientos y en formación, los cuervos.
[Microrrelato Corvato Bisiesto]
¡ Le tocó la tercera imaginaria, la peor, pero es dichoso, porque el furriel es La Luna Bisiesta ...! |
A p a r t a d i z o
Ensoñado
en su puesto vigilante
le
acaricia un brillo lunar platino
en la
noche de Cosmos, Fe, Destino
donde
se funde con Selene delante.
Tierra,
satélite: sólo un amante;
este
imaginaria de aire corvino
aúlla
y le hechiza el corazón lupino
plenilunio
con palor elegante.
Este
confín nada es lo que parece
siempre
hubo alguien en la mágica cita
no
importa quien, o su credo o qué rece
pues
sólo es cuando La Luna palpita
luz lírica, al vigía favorece
sitio
eviterno, a hipnotizar invita.
[¡¡¡ F e b r e r i l l o E l L o c o !!!]
🌕
*Un Cachete Ortodoxo *
Una
luna llena de héroes y dioses iluminaba El Partenón visto desde el balcón del
octavo piso del Hotel Stanley en Atenas.
Aún no
me creía haber ganado en España un concurso literario de microrrelato
erótico-romántico (hasta ciento sesenta palabras de máximo) galardonado con
ocho días en hoteles de cinco estrellas por El Peloponeso, Delfos, la propia
Atenas y al fin, visita a los monjes de Meteora.
Cierta
noche de aquel plenilunio de Julio, escuchando a Yanni ante una botella de ouzo
en el bar de la piscina del hotel Stanley en su última planta, releía un
ejemplar de la antología erótica que traje conmigo.
Pululaban
huéspedes con aspecto de espías internacionales (¡je,je, eso me proporcionó
nuevas ideas para mis singulares argumentos!), bellas damas mayores y otros
personajes. Pero fue un anciano pope con su hábito negro, quien también
pimplaba copazos de ouzo, el primero en entablar conversación conmigo en
correcto inglés. Le expliqué mi azar literario leyéndole mi opúsculo premiado.
Mas, cuando traduje…
…”nuestro tálamo, mitad serrallo,
mitad sacristía”…
…tosió
y crispó su gesto conciliador. Quizá el ouzo (ya iba yo por la tercera copa) me
envalentonó para seguir y tras leer el colofón…
…”el orgasmo perfecto cosquillea la
tierra”….
…el
veterano pope me obsequió un beatífico collejón en mi desprevenida nuca y
envuelto en sus oscuras sayas se retiró, discreto, tambaleante (él iba por la
cuarta copa), receloso y ortodoxo.
Creo
que cuando culmine lo que me resta del viaje, concretamente los monasterios de
Meteora, será mejor no mencionar mi sensual literatura.
* * *
[ Estos días que se celebrará San Valentín, fecha que por cierto celebro a mi manera con mi gran amor sin hacer caso de influencias comerciales, recuerdo una circunstancia erótico-romántica, y tal ha sido el gozo de la remembranza, que he vuelto a aprehender El Tren Evento del Pireo y he compuesto el microrrelato de esta entrada dominical homenajeando la lid. ¡Ea! ]
¡¡¡¡¡¡¡ Y al loro con......Y a n n i . . . . !!!!!!!......
¡ A veces, hay que tirarse en plancha y que sobre cancha! |
Aventurero de Ultramar
De
su derrelicto escapa el explorador a nado
Con
su canana y carcaj llega a la isla medio ahogado
¡Malhaya,
indígenas con una olla gigante
Le invitan a un baño especiado y relajante!
¡Así que a Mariposa, Espalda o Crol: la mar ha braceado!
(Limerick sobre leyendas de la allendenesia)
En vez de jalear con alabanzas los ámbitos culturales la porquería de canción que lleva España a Eurovisión (aplaudida por todos los horteras de medio pelo y los aficionados a lo políticamente correcto) y su estúpida letra, más valdría, viendo que lo que está ocurriendo con nuestros camioneros españoles en Francia, ya sucedió en los años ochenta, rescatar (aunque yo nunca he sido punkarra, al contrario : me iba el tecno oscuro y el buen rock gótico) la mítica canción de " L a r s e n " [año 1982] del olvido y donde cantan "Miterrand" poner "Macron " ( ¡coincide hasta el comienzo de la palabra con la "M ", de "mierda" o mejor, en homenaje a nuestros asquerosos vecinos del otro lado de Los Pirineos "Merde"!) ¡ Ésta, "Frontera Francesa", es la que hay que llevar a Eurovisión y que todos se enteren.
Porque está comprobado que no se aprende : Se sigue dejando al estado francés hacer lo que quiera con los intereses de España.
1982 - 2024 ¡ Y nadie Aprende !. . . . .
( ...dentro clip....)......
Por lo menos, en aquellos tiempos, un punky de Larsen tenía más sentido común que quienes ahora velan por los intereses nacionales; y apoyaba a gente tan sufrida como los camioneros....
Los traviesos chicos de Larsen en una foto de la época. |
M i F e t c h . . . . 💎☯ |
K o
a n [ Paradoja Zen ]
Marçal eligió aquel hotel del Principado porque su
arquitectura se inspiraba en El Himalaya.
¡Oh, de acuerdo, de acuerdo, Marçal “El Gran Grisáceo”, el
mismo que se había enriquecido a costa de La Tríada y otros jefes lumpen de
Valencia, Alicante y Castellón; célebre por su sevicia: …Y también lo escogió
porque el citado hotel era un escondrijo en El Pirineo! Vaya por delante la
virtud maléfica de Marçal y su necesidad de borrarse del mapa durante un tiempo,
pero si algo amaba, lo único aparte de sí mismo, eran aquellas estéticas de
reinos a los pies del Everest. (Pero no viajar allí, porque su “profesiograma”
criminal no prosperaría ni él se lucraría)
En la recepción, sendas esculturas de bestias clásicas de
Nepal basadas en el leopardo de las nieves, recibían al viajero. Las figuras se
esculpieron de forma que parecía que hubiera dualidad mítica diferente en cada
pieza.
Por el pasillo de su habitación, había cuadros de
lamasterios, yaks, y barales azules; aunque su predilecto era un ashram
dibujado donde resaltaban los simbólicos ojos del naljorpa (un yogui
tibetano que, según la tradición secreta, transmuta en ciertas formas, vivas o
no), siempre mirando al recién llegado a las estancias.
Una noche que regresaba agotado del Lago de Las Salamandras
—¡todo buen maloso tiene que mantener la línea por si hay que poner pies en
polvorosa! — juraría que, al entrar en su suite, se giraron las pupilas del naljorpa.
Tuvo sueños felinos, pero más le inquietó en ese mismo episodio onírico, verse
vestido con un kalan azafranado componiendo haikus y ¡saber que también
era cualidad de él! ¡¡¡ Eso sí que no !!! Y se desveló al sentir rasgar en su
puerta. Al abrir, una figura de gran mamífero, depredadora, voluminosa,
observaba envuelta en oscuridad: los ojos zarcos —pero con matices grises como
los suyos— del leopardo de las nieves le saludaban. Hasta que un rayo de luna
de la vidriera esfumó la aparición de ese portento.
Al día siguiente, cuando iba al comedor a desayunar su lapsang
souchong, un gatito negro le hacía carantoñas bajo los cuadros. Suspiró
aliviado rememorando la noche, pero ya razonada.
Las sucesivas jornadas, en contra de sus verdaderas
pulsiones, se dedicó a cruzar a pie la asilvestrada frontera gala por Fontargent,
porque anhelaba aires puros y admirarse por las alturas, la nieve y la
atmósfera en lugar de quedarse quietito en el spa del hotel barruntando
sus próximos golpes. (Entre otras cosas, el brazo de la ley es largo, pero más
el de La Tríada, y cuanto más oculto y paciente estuviera, mejor)
Cerraba los ojos y se veía envuelto en el kalan
azafranado mientras los copos como cristal le azotaban el rostro ¡pero la
sorpresa mayúscula era que en el nuevo rapto visionario, su cabeza estaba
rapada como la de los gurús, su oreja izquierda era la del leopardo y se
asemejaba a las esculturas del hotel!
Todavía sin abrir los ojos, advertía algo grabado en su
frente. Concentró su mente mafiosa y leyó igual que si se observara delante:
“Shambala”
El graznido de los quebrantahuesos—¡en ese momento añoraba el
trisar de las golondrinas mediterráneas, imponiéndose sobre su Super Ego! — le devolvía
a la vigilia, estático sobre la cumbre donde empezaba el declive al lago de
Fontargent, y regresaba entonces apresurado a Soldeu.
Era noche cerrada ante el hotel. No había nadie. Sólo las
esculturas. Una de ellas, aunaba la fiera que representaba mezclada con una
copia de sí mismo, Marçal “El Gran Grisáceo”. En lugar de inquietud, sintió
paz.
Al llegar cada noche a la habitación, la mirada del naljorpa
era ya un ritual. Los arañazos en la entrada de madrugada, incomprensiblemente,
música para sus oídos. Ni se molestaba en abrir la puerta, porque le aguardaban
sueños azafranados abrigado con el kalan y componiendo los haikus y tankas que
nunca recordaba. El otro Marçal quizás estuviera acechando en su cerebro, igual
que él se albergaba en el hotel para esconderse de sus enemigos.
Los días restantes, ante su pasmo, no echaba ya la Beretta
92 en la mochila durante el senderismo por los lagos. Y no tenía otra cosa
en mente que regresar a la civilización —aunque no a Valencia y su nido del casco
antiguo donde residía en un palacete camuflado—y comprar libros de Taneda Santôka
y Basho. Y creía, que para empezar, estaría bien vivir en Málaga.
La última noche en el hotel, el cuadro del ashram no
mostraba otros ojos dibujados que no fueran los suyos, aunque uno gris y otro
azul. Pensó: “Tengo el síndrome de Ashler, pero de varón” Y se carcajeó
por la invención de la ocurrencia. “¡Hasta el inicio es gemelo con Ashram y
también la igualdad en el número de letras!” Y ya no testimonió sueños ni
ruidos.
Aunque, en recepción, al salir el día siguiente en pos del
meridión de España, envidaría a órdago a que las esculturas del mítico leopardo
de las nieves se movieron hacia él, sonriendo con ojos de naljorpa.
Y lo más extraño es que su mente clamó en perfecta fusión con
la interioridad que atesoraba en el alma, con sumo arrobo, un koan
propio e improvisado recitado cual mantra….
Sueña en los montes
Siendo hombre o cerval gato
Serás siempre otro
Y no.
Supo después de todo que no.
No marchaba a Málaga.
Iba en busca de su Shambala.
Y de los dos, únicamente iba él.
[ Relato de Novecientas palabras exactas para la lid
literaria de "El Tintero de Oro" ; 40 Edición, MMXXIV,
J u a n E l P o r t o v e n t o l e r o 🏞 🏯 ¡ 🕴 ! ]
Filmina de la película "Lost Horizont"
El colofón ideal, es algo de la música de uno de mis films predilectos:
" L o s t H o r i z o n t " de Frank Capra
pues me procura tener siempre presente a S h a n g r i - L a . . . . .
(esencial en su simbología en el texto que comparto con quienes deseen aproximarse a este A s h r a m literario mío. Además la banda sonora era de Dimitri Tiomkin, perfecto para la sutil evanescencia.....)
¡¡¡¡¡¡¡ N o s V e m o s E n E l K a r a k a l . . . . !!!!!!!
Mi Asueto de Plenilunio Abrileño H o m e n a j e A L a L u n a L l e n a de l M e s D e A b r i l