lunes, 15 de abril de 2024

* El Imaginaria*

 


                          🕵️‍♂️                                  


*Presento el relato mostrado para el concurso de "El Tintero de Oro".Un servidor, con mucha "mili" a las espaldas y en el macuto e impedimenta, ha conocido lugares asaz extraños donde la rutina castrense seguía de milagro, entre vesivilos y ectoplasmas de toda especie, y que ninguna clase de investigación paralela ha podido desvelar. Las vivencias narradas en el presente cuento, increíblemente están basadas en hechos reales, y....quizás....sigan en el lugar....que tan bonico y anónimo ha quedado en esta numinosa narración.....¡ Es lo que tiene ser detective psíquico aficionado!..*

                   [ son , contando el título , 900 pp. exactas]






                                          E l       I m a g i n a r i a

Nadie en el Regimiento de Dragones deseaba ser arrestado. No era por la retirada del permiso para acudir al pueblo, ni por el menoscabo en la soldada. Era por la reclusión en las habitaciones de la residencia militar del acuartelamiento.

 

Podría parecer paradójico.

 

Resulta que como nuestra Unidad estaba en una demarcación castrense extraviada, rumbo a ninguna parte, nunca había compañeros de armas en tránsito que tuvieran que hospedarse, con lo cual se desaprovechaban las instalaciones. Así, El Alto Mando decidió que los sometidos a régimen disciplinario, permanecerían en sus estancias sin salir. Resultaba elegante y cómoda, mucho más que nuestros pabellones de suboficiales y en principio, era un contrasentido amargarse más de la cuenta. Excepto por un detalle: El antiguo montacargas que funcionaba entre las tres plantas. Daba igual la habitación asignada —todas estaban dispuestas en hilera a lo largo de un corredor, cuyo centro lo dividía simétricamente, el elevador mencionado— siempre se oía por las noches el funcionamiento aleatorio de sus subidas y bajadas sin necesidad de ser accionado, pues desde hacía décadas, por algún mecanismo demasiado antiguo, por la noche al no estar de servicio, se activaba por ensalmo, atendiendo a un extraño efecto de sus piezas.

 

La primera vez que padecí arresto, me desvelé de madrugada por el ruido. Por debajo de la puerta de mi habitación, se filtraba la luz añil y antigua que desprendía su cabina por todo el pasillo longitudinal, accediendo a todas. Lo más inquietante era que advertía con claridad que mis pensamientos y sueños se los llevaban en su ascenso o descenso, sumiéndome en una mortificación tediosa por unos sueños ajenos, como si en su desplazamiento vertical fuese intercambiándolos por otros que de manera inexplicable se conservarán clasificados en el interior de su habitáculo.

 

Al día siguiente rogué con encono a mi mando directo, sin especificar la causa (ya que entonces me habrían enviado al Sanatorio Militar, gabinete del alienista castrense) que me conmutara el cumplimiento en la residencia por trabajo forzado en la rehabilitación del viejo polvorín del Regimiento. Como era mi único arresto y mi hoja de servicios estaba limpia, accedió.

 

Pero ayer me volvieron a castigar por una pendencia con un brigada de zapadores bastante grave, lo que unido a que habían cesado las obras del arsenal, no hubo manera y tuve que acudir a cumplir recluido en la residencia.

 

Me quedé dormido muy pronto, debido al profundo temor que me insufló un agotamiento mental contradictorio propiciándome el sueño. Pero como siempre, en lo más perfecto del conticinio, el ruido de la maquinaria del montacargas me desveló. Las pautas se producían como siempre: Ecos de engranajes y sonidos aspirantes. Y luego la luz pálida por debajo de mi puerta. Además, se dio la circunstancia de que el único sancionado era yo —el brigada era muy veterano y eso le excusó — y las tres plantas emocionaban con su quietud.

 

Notaba cómo el montacargas ascendía a la planta superior llevándose mis sueños y dejándome con la angustia de la soledad del edificio. Al rato volví a caer dormido, pero el sueño era artificial y plano, sin matices. Sin calibrar el tiempo, en otro momento se activó su descenso al sótano, para desde allí pararse solo en el altillo de los desvanes.

 

Cada ocasión que el montacargas realizaba su facción, mi mente quedaba sin energía, sedada por fuerza en una especie de lobectomía figurada. Maldecía de continuo el haber infringido las normas de régimen interno sobre la convivencia disciplinaria. Pero a la cuarta o quinta vez, no pude resistirlo y con la poca voluntad que me restaba, abandoné la habitación e interferí en mi planta el paso del montacargas. Tras abrir la doble puerta de fuelle, la atranqué con mi propio sable.

 

Regresaba a mi lecho cuando la lucecilla fatua de la cabina del ascensor, aumentó la potencia, como si hiciera un esfuerzo por superar la traba ingeniosa que yo había ofrecido. Ese ente inmaterial anhelaba a toda costa continuar su rondín vertical.

 

Me asusté y aseguré con cerrojo mi aposento. Lo último que escuché fue un zambombazo sordo y me quedé profundamente dormido de la impresión y la responsabilidad que había cosechado.

 

Me desperté de madrugada, el sol no había salido aún. La incertidumbre era desoladora y la sensación de abandono absoluta. Abrí la puerta y el corredor continuaba bañado en la anormal lucecilla de servicio del montacargas, pero éste había desaparecido ¡incluyendo su hueco arquitectónico!

 

Lo insólito, era que ambas alas del edificio, constituían una inmensa puerta de montacargas cerrada a cal y canto, traslúcida emitiendo la ominosa luz, pero sin funcionamiento. Por los ventanales de guillotina exteriores, un abismo de oscuridad lo asaltaba todo, y no había rastro de los pabellones del acuartelamiento, ni del patio de armas. Mi regimiento se había evaporado.

 

Por mi parte, incapaz por el miedo, intento razonar qué sucede y cómo evadirme de la residencia mientras escribo este parte de novedades de imaginaria cumpliendo arresto, donde detallo los hechos para las posteriores diligencias que tengan lugar en el improbable caso en que la rutina cuartelera se normalice; solicitando encarecidamente ser acreedor de otra pena militar, incluida la degradación de mi rango. Lo que estime pertinente El Archipámpano del Regimiento de Dragones. Cualquier dislate u ocurrencia arbitraria.

 

Menos permanecer una noche más de mi vida de soldado enclaustrado en la antigua residencia militar, en tanto una entidad mecánica me succiona la vida.




                  "Cross my heart with silver

                     here´s the key behind / . . ./ My Calling, My Time ! ! ! " [TSOM]

41 comentarios:

  1. Hola.
    Muy bien descritas las emociones del personajes, aterrado por lo sucedido, la atmósfera, los ruidos producidos por el montacarga.
    Bien contado.

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    1. ¡Claro que Sí: Los Miedos Cervales son así de contundentes!
      Complacido con tu agradable visita.
      ¡Buen Abril, Amigo!

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  2. Me encanto, porque un montacargas ya de por si (sin magia) es una maquina fomidable con la cual no hay manera de razonar. Ahora si esta encantada y en ambiente castrense, pues el ambiente no da esperanza: Ser parte de un regimiento de castigo ya es MUY grave, pero si le mezclamos una maquina infernal el castigo no es soportable.

    En ese caso seria mejor llevar vida de civil si ha de volverse a enfrentar el montacargas.

    Y si no... pues el batallon de sanidad mental no da mayor consuelo.

    Un montacargas es pues invencible.

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    1. El protagonista lo tiene complicado, porque a pesar de los rigores que experimenta, es marcial de verdadera vocación, jamás abandonará ese u otros regimientos. Y desde luego, el montacargas, por algún lugar extraviado de la geografía española debe estar almacenado.....

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  3. Un relato muy original para esta versión del concurso, a saber es el primero que leo con una máquina mecánica como enemiga. Más que es parte de una historia castrense, que me indica cierto aire de realidad, es decir, que posiblemente algo similar ocurrió entre soldados. Pienso que el Sargento que maneja el batallón de “galeotes” y condenados por faltas menores, sabe bien lo que ocurre y sabe que de allí los soldados salen con ganas de no portarse mal de nuevo. Es una medida draconiana, pero justa en cierta forma.

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    1. Sí, es verdad, en todo este asunto disciplinado existe justicia, tienes mucha razón, y así he anhelado exponerlo. Y lo mejor es que está basado en tétricos y luctuosos asuntos reales.....🧛‍♂️

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  4. Genial relato. A veces nuestra imaginación nos hace malas pasadas. Pero le toca seguir con su deber. Te mando un beso.

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    1. ¡Nada existe como el cumplimiento de La Vocación, El Deber, El Designio, La Senda Iniciática....¡¡¡¡¡¡¡Muchas Gracias!!!!!!! De todas formas aquí utilizo el término "Imaginaria" que es de concepto únicamente castrense, se trata de una de las guardias nocturnas que se llevan a cabo en todos los acuartelamientos desde ancestros (en total se dividen las horas de descanso de la noche en cuatro y se numeran del 1 al 4 , como es lógico) Este militar no tiene nadie que le releve, y se condena a ellas mucho tiempo......¡ A T o d a s s s s . .! . . . . .

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  5. Hola Juan, pues vaya con el montacargas, llevaba una pesada carga y nunca mejor dicho...
    Muchas gracias por tu propuesta para el reto.
    Un abrazo. :)

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    1. ¡Gracias a Ti por convocar la edición y Tu Presencia en "Mi Horizonte"😎

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  6. Una máquina maligna y tremendamente inquietante para una historia de espíritus diferente y muy original. Me ha gustado mucho el tono del relato. Se siente la resignación y la soledad del personaje, la tensión conforme avanza la noche... Estupendo tu aporte al reto, Juan.

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    1. Ciertos Cuarteles y bases militares antiguas, inspiran mucho, y el acertijo siempre está en el aire, esperando al cazador de buenas historias, y esta concretamente está basada en andanzas marciales sinceras.......⚔ ⚔ ⚔ ⚔ ⚔ ⚔ ⚔ ⚔ ⚔

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  7. Has creado una atmósfera de terror con ese montacargas del horror que adquiere vida propia y succiona la vida de los que moran por el lugar. El ambiente castrense no es algo que domine, pero en el relato te pones del lado de ese sargento que es castigado por sus superiores. ¡Vaya con los castigos! Me da que los jefes sabían a qué sometían a sus subordinados. Muy buena propuesta para el Tintero.

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    1. La Inteligencia Militar naturalmente que tiene su busilis y la consecución de sus metas acaba lográndose. De otro lado, El Derecho Penal Militar, tiene su miga, pero es necesario, qué se le va a hacer. Y desde luego, la existencia castrense siempre ha sido rica en .....¡ ¡ ¡ L e y e n d a s ! ! ! . . . . 🧙‍♂️

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  8. Suete has tenido de que fuera estrictamente mecánico. imagínate en el futuro manejado por una I.A.
    Yo creo que a la segunda ya tenías wue haber dicho la verdad, y que te enviarN al sanatorio mental. Peor no podía ser... o sí.
    Relato inquietante, por la presencia tecnológica añadida a la sobrenatural.
    Bueno... estoy pensando que explicarlo al siquiatra también hubiera sido divertido de ver.
    Abrszo y suerte

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    1. Esos son otros panoramas, que valga la redundancia, me vuelven loco: Los antiguos sanatorios. Y la psiquiatría en los viejos y vetustos hospitales militares [ahora ya no quedan, Defensa los fue eliminando, centralizando La Sanidad Militar en unos pocos que actualmente están de servicio en España para mayor operatividad y eficacia] es subyugante. De hecho, en tiempo pasados ya he escrito en algún concurso fuera de "El Tintero de Oro" algo sobre psicastenias uniformadas.....😂 😂

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  9. Sencillamente alucinante; sencillamente genial.
    ¡Me ha dado verdadero miedo! Es una historia brutal. Si además es real.... y la has vivido, merece salir en el programa de Iker o en algún libro de fenómenos paranormales. Nosotros hemos tenido la fortuna de conocerla. Si tiene partes de ficción o toda ella, es igualmente excelente.
    Inmejorablemente narrada.
    Aplausos

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    1. ¡Mil Gracias Salada! Sí, como indiqué al principio está inspirada en tribulaciones reales-je,je,je,je...¡¡¡¡y hasta ahí puedo leer...🤣🤣🤣🤣...!!!!!!....-Siempre he ido buscando cositas que están al otro lado de "La Puerta Oscura" Quedo humildemente a Tus Pies

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  10. Respuestas
    1. OK, That´s perfect from you. Thanks por coming!!!!🧙‍♂️

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  11. Al montacargas le faltaba las revisiones periódicas 😅

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    1. Y Un Buen Exorcista ✝ ✝ ✝ ✝ 🙏 ! ! ! ! ! ! ! ! 🤪

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  12. Que angustiosa reclusión en la residencia! El por un momento pensó que sería todo lo contrario, paz y tranquilidad! Caprichoso el ingenio mecánico del montacargas. Tal como lo has dejado parece que se ha enfadado de verdad, por llevarle la contraria!No sé si le dejará marchar! Je, je! Un abrazote y mucha suerte en el concurso!

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    1. En ocasiones, la inmaterialidad de las cosas que carecen de ánima, poseen vericuetos preternaturales incomprensiblesssss....¡¡¡¡¡¡Y entonces llego yo con mi licencia "I N F E S T A C I O N E S"

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  13. Ya dudaba de tu participación este mas. Cualquier máquina que por defecto funciona sola y constantemente, en un lugar deshabitado y por tanto sin otros sonidos, en la oscuridad y con un único soldado castigado, ya es suficiente para el insomnio y el temor, si le agregamos esa luz misteriosa que crece, y el tremendo estallido por no poder seguir camino, creo que vuelve a cualquiera un poco loco. Quizás era la intención del jefe del regimiento. El imaginaria, si sobrevive, debe pensársela dos veces y elegir el hospital psiquiátrico.
    Bravísimo, Juan. Digno de tí. Merece todos los aplausos.
    (Creo, según me enseñaron, que si el sujeto es NADIE, aunque corresponda a todo el regimiento de dragones, el verbo debería ir en singular. Un aviso no más) Gran abrazo.

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    1. ¡He tomado buena nota de la advertencia que me haces, tal y como puedes observar al inicio del texto! Muchas Gracias por tu reflexión y por todo.
      Post Scriptum: ¡¡¡fuiste de las primeras personas a quien puse comentario y no ha salido en tu blog!!!!

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  14. Parece que al final todo se convirtió en un inmenso montacargas. No sé si le servirá de algo solicitar otra pena militar, cuando, por lo visto, ha desaparecido hasta su regimiento de dragones. Terrorífico.

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    1. Existen diferentes jurisdicciones militares, todo está pensado....¡ja,ja,ja,ja, : Y así daría lugar a otro entenebrecedor suceso.
      Anhelo creer, que la sublimación del Regimiento de Dragones, es transitoria: ¡¡¡¡¡¡¡ Es El Golpe Maestro de Miedo Cerval!!!!!!!!🧛‍♂️

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  15. Un relato tan original como intrigante.
    SAludos.

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  16. Hola Juan sin duda alguna tu relato da mucho miedo porque empezando por un pequeño montacargas y como
    han comentado se convierte en un montacargas gigante y el protagonista pide por no tener que estar ahí que le pongan otra otro castigo. Ojalá tenga suerte y aparezca algo porque por desaparecerá la desaparecida hasta sus compañeros el regimiento y que no sé si quedara algo muy bien escrito un abrazo y buen resto de semana.

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  17. Muy bien contado. Enhorabuena, te deseo suerte.

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  18. Este montacargas me ha recordado a una vivencia real que tuvimos un compañero y yo en nuestro trabajo: misteriosamente el ascensor bajó por sí solo a la planta en la que estábamos (solo quedábamos nosotros en el interior del edificio) y sus puertas se abrieron de par en par. Luego volvió a subir por sí solo sin más. ¡Fue aterrador!

    Eso sí, tu montacargas no se queda atrás en lo de inquietante, desde luego.

    Me ha gustado mucho leerte, Juan. ¡Suerte en el concurso!

    Un abrazo.

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  19. Esa máquina no es precisamente liviana, se desplaza de un lado para otro como sin hacer ruido . Una situación la que sufre tu protagonista inquietante y de la que huir y no lo consigue.
    Un relato bien contado Juan
    Un abrazo
    Puri

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  20. ¡Buen día! Para empezar, me encanta ese ejercicio de estilo con el lenguaje castrense: vocabulario propio, específico pero comprensible en cuanto se percibe el contexto, la concisión, la precisión de lo que se expresa porque en el ejército no caben ambigüedades... me parece una lectura deliciosa, muy lograda. De la historia en sí, a más de lo ya le leido en otros comentarios, yo destacaría el objeto, ese montacargas. El miedo funciona mucho mejor cuando lo que se teme es un objeto cotidiano que, por medios que es siempre mejor dejar a la imaginación del lector, presenta comportamientos extraños, inspirando un temor que es mucho más real que toda esa parafernalia habitual en el género. Es fácil meterse en la piel (o en el uniforme) del protagonista, aunque no se haya pisado un cuartel en toda la vida. El soldado, pragmático por antonomasia, no entra en divagaciones filosóficas ni se pierde en emociones contrapuestas. su conflicto más clásico, la conciencia frente al deber, está también ahí, en su renuencia a cumplir ese arresto dada la situación que se ve obligado a afrontar. Y ese enorme sentido práctico, imprescindible en alguien cuya vida depende de la más inocua de sus decisiones, manifestado en el sable que se convierte en precario pero eficaz cerrojo.
    En definitiva, esta historia tiene la enorme virtud de trasladar al lector a un mundo en el que se siente cómodo al minuto. Enhorabuena.
    Un abrazo.

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  21. Hola, Juan. No hice la mili, pero con tus palabras me has transportado a esa residencia y he visto el dichoso montacargas hasta en mis pesadillas. Muy buena aportación y, como siempre, un fantástico despliegue de vocabulario que me deja con la boca abierta. Que tengas suerte en el concurso. Un abrazo.

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  22. Muy original el relato, esa máquina succionadora de sueños y de energía , imposible de vencer, estupendo. Un abrazo, Juan!

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  23. Hola, Juan.
    Los ruidos nocturnos, eso que acontecen entre la vigilia del sueño son realmente aterradores. Es la ignorancia por lo que lo ha provocado lo que nos aterra, el eterno desconocido. ¿Quién no se aterraría al levantarse a orinar y ver todas la luces de su casa encendidas? Y a eso le añades el paranormal movimiento de un montacargas que se lleva el sueño de la gente la cosa es exponencial. Te felicito por el relato, y por ese extenso vocabulario con el que siempre haces gala.
    Mucha suerte y un abrazo

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  24. Hola, Juan. Nos has descrito al montacargas del infierno, no me extraña que no se pudiera pegar ojo y cada noche de arresto peor. Al cuarto de máquinas de mi ascensor le pasaba lo mismo, sobre todo los fines de semana, solo que yo en el duermevela por el ruido me imaginaba que era algún vecino que venía de fiesta.
    Saludos y suerte.

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  25. Hola, Juan. Seguramente el montacargas contaba con un operador fantasmal. Muy bien creada la atmósfera castrense y de misterio.
    Un abrazo

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