🕵️♂️
*Presento el relato mostrado para el concurso de "El Tintero de Oro".Un servidor, con mucha "mili" a las espaldas y en el macuto e impedimenta, ha conocido lugares asaz extraños donde la rutina castrense seguía de milagro, entre vesivilos y ectoplasmas de toda especie, y que ninguna clase de investigación paralela ha podido desvelar. Las vivencias narradas en el presente cuento, increíblemente están basadas en hechos reales, y....quizás....sigan en el lugar....que tan bonico y anónimo ha quedado en esta numinosa narración.....¡ Es lo que tiene ser detective psíquico aficionado!..*
[ son , contando el título , 900 pp. exactas]
E l I m a g i n a r i a
Nadie en el Regimiento de
Dragones deseaba ser arrestado. No era por la retirada del permiso para
acudir al pueblo, ni por el menoscabo en la soldada. Era por la reclusión en
las habitaciones de la residencia militar del acuartelamiento.
Podría
parecer paradójico.
Resulta que como nuestra
Unidad estaba en una demarcación castrense extraviada, rumbo a ninguna parte,
nunca había compañeros de armas en tránsito que tuvieran que hospedarse, con lo
cual se desaprovechaban las instalaciones. Así, El Alto Mando decidió que los
sometidos a régimen disciplinario, permanecerían en sus estancias sin salir.
Resultaba elegante y cómoda, mucho más que nuestros pabellones de suboficiales
y en principio, era un contrasentido amargarse más de la cuenta. Excepto por un
detalle: El antiguo montacargas que funcionaba entre las tres plantas. Daba
igual la habitación asignada —todas estaban dispuestas en hilera a lo largo de
un corredor, cuyo centro lo dividía simétricamente, el elevador mencionado—
siempre se oía por las noches el funcionamiento aleatorio de sus subidas y
bajadas sin necesidad de ser accionado, pues desde hacía décadas, por algún
mecanismo demasiado antiguo, por la noche al no estar de servicio, se activaba
por ensalmo, atendiendo a un extraño efecto de sus piezas.
La primera vez que padecí
arresto, me desvelé de madrugada por el ruido. Por debajo de la puerta de mi
habitación, se filtraba la luz añil y antigua que desprendía su cabina por todo
el pasillo longitudinal, accediendo a todas. Lo más inquietante era que
advertía con claridad que mis pensamientos y sueños se los llevaban en su
ascenso o descenso, sumiéndome en una mortificación tediosa por unos sueños
ajenos, como si en su desplazamiento vertical fuese intercambiándolos por otros
que de manera inexplicable se conservarán clasificados en el interior de su
habitáculo.
Al día siguiente rogué con
encono a mi mando directo, sin especificar la causa (ya que entonces me habrían
enviado al Sanatorio Militar, gabinete del alienista castrense) que me
conmutara el cumplimiento en la residencia por trabajo forzado en la rehabilitación
del viejo polvorín del Regimiento. Como era mi único arresto y mi hoja de
servicios estaba limpia, accedió.
Pero ayer me volvieron a
castigar por una pendencia con un brigada de zapadores bastante grave, lo que
unido a que habían cesado las obras del arsenal, no hubo manera y tuve que
acudir a cumplir recluido en la residencia.
Me quedé dormido muy pronto,
debido al profundo temor que me insufló un agotamiento mental contradictorio
propiciándome el sueño. Pero como siempre, en lo más perfecto del conticinio,
el ruido de la maquinaria del montacargas me desveló. Las pautas se producían
como siempre: Ecos de engranajes y sonidos aspirantes. Y luego la luz pálida
por debajo de mi puerta. Además, se dio la circunstancia de que el único
sancionado era yo —el brigada era muy veterano y eso le excusó — y las tres
plantas emocionaban con su quietud.
Notaba cómo el montacargas
ascendía a la planta superior llevándose mis sueños y dejándome con la angustia
de la soledad del edificio. Al rato volví a caer dormido, pero el sueño era
artificial y plano, sin matices. Sin calibrar el tiempo, en otro momento se
activó su descenso al sótano, para desde allí pararse solo en el altillo de los
desvanes.
Cada ocasión que el
montacargas realizaba su facción, mi mente quedaba sin energía, sedada por
fuerza en una especie de lobectomía figurada. Maldecía de continuo el haber
infringido las normas de régimen interno sobre la convivencia disciplinaria.
Pero a la cuarta o quinta vez, no pude resistirlo y con la poca voluntad que me
restaba, abandoné la habitación e interferí en mi planta el paso del
montacargas. Tras abrir la doble puerta de fuelle, la atranqué con mi propio
sable.
Regresaba a mi lecho cuando
la lucecilla fatua de la cabina del ascensor, aumentó la potencia, como si
hiciera un esfuerzo por superar la traba ingeniosa que yo había ofrecido. Ese
ente inmaterial anhelaba a toda costa continuar su rondín vertical.
Me asusté y aseguré con
cerrojo mi aposento. Lo último que escuché fue un zambombazo sordo y me quedé
profundamente dormido de la impresión y la responsabilidad que había cosechado.
Me desperté de madrugada, el
sol no había salido aún. La incertidumbre era desoladora y la sensación de
abandono absoluta. Abrí la puerta y el corredor continuaba bañado en la anormal
lucecilla de servicio del montacargas, pero éste había desaparecido ¡incluyendo
su hueco arquitectónico!
Lo insólito, era que ambas
alas del edificio, constituían una inmensa puerta de montacargas cerrada a cal
y canto, traslúcida emitiendo la ominosa luz, pero sin funcionamiento. Por los
ventanales de guillotina exteriores, un abismo de oscuridad lo asaltaba todo, y
no había rastro de los pabellones del acuartelamiento, ni del patio de armas.
Mi regimiento se había evaporado.
Por mi parte, incapaz por el
miedo, intento razonar qué sucede y cómo evadirme de la residencia mientras
escribo este parte de novedades de imaginaria cumpliendo arresto, donde detallo
los hechos para las posteriores diligencias que tengan lugar en el improbable
caso en que la rutina cuartelera se normalice; solicitando encarecidamente ser
acreedor de otra pena militar, incluida la degradación de mi rango. Lo que
estime pertinente El Archipámpano del Regimiento de Dragones. Cualquier dislate
u ocurrencia arbitraria.
Menos permanecer una noche
más de mi vida de soldado enclaustrado en la antigua residencia militar, en
tanto una entidad mecánica me succiona la vida.
here´s the key behind / . . ./ My Calling, My Time ! ! ! " [TSOM]
Hola.
ResponderEliminarMuy bien descritas las emociones del personajes, aterrado por lo sucedido, la atmósfera, los ruidos producidos por el montacarga.
Bien contado.
¡Claro que Sí: Los Miedos Cervales son así de contundentes!
EliminarComplacido con tu agradable visita.
¡Buen Abril, Amigo!
Me encanto, porque un montacargas ya de por si (sin magia) es una maquina fomidable con la cual no hay manera de razonar. Ahora si esta encantada y en ambiente castrense, pues el ambiente no da esperanza: Ser parte de un regimiento de castigo ya es MUY grave, pero si le mezclamos una maquina infernal el castigo no es soportable.
ResponderEliminarEn ese caso seria mejor llevar vida de civil si ha de volverse a enfrentar el montacargas.
Y si no... pues el batallon de sanidad mental no da mayor consuelo.
Un montacargas es pues invencible.
El protagonista lo tiene complicado, porque a pesar de los rigores que experimenta, es marcial de verdadera vocación, jamás abandonará ese u otros regimientos. Y desde luego, el montacargas, por algún lugar extraviado de la geografía española debe estar almacenado.....
EliminarUn relato muy original para esta versión del concurso, a saber es el primero que leo con una máquina mecánica como enemiga. Más que es parte de una historia castrense, que me indica cierto aire de realidad, es decir, que posiblemente algo similar ocurrió entre soldados. Pienso que el Sargento que maneja el batallón de “galeotes” y condenados por faltas menores, sabe bien lo que ocurre y sabe que de allí los soldados salen con ganas de no portarse mal de nuevo. Es una medida draconiana, pero justa en cierta forma.
ResponderEliminarSí, es verdad, en todo este asunto disciplinado existe justicia, tienes mucha razón, y así he anhelado exponerlo. Y lo mejor es que está basado en tétricos y luctuosos asuntos reales.....🧛♂️
EliminarGenial relato. A veces nuestra imaginación nos hace malas pasadas. Pero le toca seguir con su deber. Te mando un beso.
ResponderEliminar¡Nada existe como el cumplimiento de La Vocación, El Deber, El Designio, La Senda Iniciática....¡¡¡¡¡¡¡Muchas Gracias!!!!!!! De todas formas aquí utilizo el término "Imaginaria" que es de concepto únicamente castrense, se trata de una de las guardias nocturnas que se llevan a cabo en todos los acuartelamientos desde ancestros (en total se dividen las horas de descanso de la noche en cuatro y se numeran del 1 al 4 , como es lógico) Este militar no tiene nadie que le releve, y se condena a ellas mucho tiempo......¡ A T o d a s s s s . .! . . . . .
EliminarHola Juan, pues vaya con el montacargas, llevaba una pesada carga y nunca mejor dicho...
ResponderEliminarMuchas gracias por tu propuesta para el reto.
Un abrazo. :)
¡Gracias a Ti por convocar la edición y Tu Presencia en "Mi Horizonte"😎
EliminarUna máquina maligna y tremendamente inquietante para una historia de espíritus diferente y muy original. Me ha gustado mucho el tono del relato. Se siente la resignación y la soledad del personaje, la tensión conforme avanza la noche... Estupendo tu aporte al reto, Juan.
ResponderEliminarCiertos Cuarteles y bases militares antiguas, inspiran mucho, y el acertijo siempre está en el aire, esperando al cazador de buenas historias, y esta concretamente está basada en andanzas marciales sinceras.......⚔ ⚔ ⚔ ⚔ ⚔ ⚔ ⚔ ⚔ ⚔
EliminarHas creado una atmósfera de terror con ese montacargas del horror que adquiere vida propia y succiona la vida de los que moran por el lugar. El ambiente castrense no es algo que domine, pero en el relato te pones del lado de ese sargento que es castigado por sus superiores. ¡Vaya con los castigos! Me da que los jefes sabían a qué sometían a sus subordinados. Muy buena propuesta para el Tintero.
ResponderEliminarLa Inteligencia Militar naturalmente que tiene su busilis y la consecución de sus metas acaba lográndose. De otro lado, El Derecho Penal Militar, tiene su miga, pero es necesario, qué se le va a hacer. Y desde luego, la existencia castrense siempre ha sido rica en .....¡ ¡ ¡ L e y e n d a s ! ! ! . . . . 🧙♂️
EliminarSuete has tenido de que fuera estrictamente mecánico. imagínate en el futuro manejado por una I.A.
ResponderEliminarYo creo que a la segunda ya tenías wue haber dicho la verdad, y que te enviarN al sanatorio mental. Peor no podía ser... o sí.
Relato inquietante, por la presencia tecnológica añadida a la sobrenatural.
Bueno... estoy pensando que explicarlo al siquiatra también hubiera sido divertido de ver.
Abrszo y suerte
Esos son otros panoramas, que valga la redundancia, me vuelven loco: Los antiguos sanatorios. Y la psiquiatría en los viejos y vetustos hospitales militares [ahora ya no quedan, Defensa los fue eliminando, centralizando La Sanidad Militar en unos pocos que actualmente están de servicio en España para mayor operatividad y eficacia] es subyugante. De hecho, en tiempo pasados ya he escrito en algún concurso fuera de "El Tintero de Oro" algo sobre psicastenias uniformadas.....😂 😂
EliminarSencillamente alucinante; sencillamente genial.
ResponderEliminar¡Me ha dado verdadero miedo! Es una historia brutal. Si además es real.... y la has vivido, merece salir en el programa de Iker o en algún libro de fenómenos paranormales. Nosotros hemos tenido la fortuna de conocerla. Si tiene partes de ficción o toda ella, es igualmente excelente.
Inmejorablemente narrada.
Aplausos
¡Mil Gracias Salada! Sí, como indiqué al principio está inspirada en tribulaciones reales-je,je,je,je...¡¡¡¡y hasta ahí puedo leer...🤣🤣🤣🤣...!!!!!!....-Siempre he ido buscando cositas que están al otro lado de "La Puerta Oscura" Quedo humildemente a Tus Pies
EliminarBeautiful blog
ResponderEliminarOK, That´s perfect from you. Thanks por coming!!!!🧙♂️
EliminarAl montacargas le faltaba las revisiones periódicas 😅
ResponderEliminarY Un Buen Exorcista ✝ ✝ ✝ ✝ 🙏 ! ! ! ! ! ! ! ! 🤪
EliminarPlease read my post
ResponderEliminarI would try to....🌏
EliminarQue angustiosa reclusión en la residencia! El por un momento pensó que sería todo lo contrario, paz y tranquilidad! Caprichoso el ingenio mecánico del montacargas. Tal como lo has dejado parece que se ha enfadado de verdad, por llevarle la contraria!No sé si le dejará marchar! Je, je! Un abrazote y mucha suerte en el concurso!
ResponderEliminarEn ocasiones, la inmaterialidad de las cosas que carecen de ánima, poseen vericuetos preternaturales incomprensiblesssss....¡¡¡¡¡¡Y entonces llego yo con mi licencia "I N F E S T A C I O N E S"
EliminarYa dudaba de tu participación este mas. Cualquier máquina que por defecto funciona sola y constantemente, en un lugar deshabitado y por tanto sin otros sonidos, en la oscuridad y con un único soldado castigado, ya es suficiente para el insomnio y el temor, si le agregamos esa luz misteriosa que crece, y el tremendo estallido por no poder seguir camino, creo que vuelve a cualquiera un poco loco. Quizás era la intención del jefe del regimiento. El imaginaria, si sobrevive, debe pensársela dos veces y elegir el hospital psiquiátrico.
ResponderEliminarBravísimo, Juan. Digno de tí. Merece todos los aplausos.
(Creo, según me enseñaron, que si el sujeto es NADIE, aunque corresponda a todo el regimiento de dragones, el verbo debería ir en singular. Un aviso no más) Gran abrazo.
¡He tomado buena nota de la advertencia que me haces, tal y como puedes observar al inicio del texto! Muchas Gracias por tu reflexión y por todo.
EliminarPost Scriptum: ¡¡¡fuiste de las primeras personas a quien puse comentario y no ha salido en tu blog!!!!
Parece que al final todo se convirtió en un inmenso montacargas. No sé si le servirá de algo solicitar otra pena militar, cuando, por lo visto, ha desaparecido hasta su regimiento de dragones. Terrorífico.
ResponderEliminarExisten diferentes jurisdicciones militares, todo está pensado....¡ja,ja,ja,ja, : Y así daría lugar a otro entenebrecedor suceso.
EliminarAnhelo creer, que la sublimación del Regimiento de Dragones, es transitoria: ¡¡¡¡¡¡¡ Es El Golpe Maestro de Miedo Cerval!!!!!!!!🧛♂️
Un relato tan original como intrigante.
ResponderEliminarSAludos.
Hola Juan sin duda alguna tu relato da mucho miedo porque empezando por un pequeño montacargas y como
ResponderEliminarhan comentado se convierte en un montacargas gigante y el protagonista pide por no tener que estar ahí que le pongan otra otro castigo. Ojalá tenga suerte y aparezca algo porque por desaparecerá la desaparecida hasta sus compañeros el regimiento y que no sé si quedara algo muy bien escrito un abrazo y buen resto de semana.
Muy bien contado. Enhorabuena, te deseo suerte.
ResponderEliminarEste montacargas me ha recordado a una vivencia real que tuvimos un compañero y yo en nuestro trabajo: misteriosamente el ascensor bajó por sí solo a la planta en la que estábamos (solo quedábamos nosotros en el interior del edificio) y sus puertas se abrieron de par en par. Luego volvió a subir por sí solo sin más. ¡Fue aterrador!
ResponderEliminarEso sí, tu montacargas no se queda atrás en lo de inquietante, desde luego.
Me ha gustado mucho leerte, Juan. ¡Suerte en el concurso!
Un abrazo.
Esa máquina no es precisamente liviana, se desplaza de un lado para otro como sin hacer ruido . Una situación la que sufre tu protagonista inquietante y de la que huir y no lo consigue.
ResponderEliminarUn relato bien contado Juan
Un abrazo
Puri
¡Buen día! Para empezar, me encanta ese ejercicio de estilo con el lenguaje castrense: vocabulario propio, específico pero comprensible en cuanto se percibe el contexto, la concisión, la precisión de lo que se expresa porque en el ejército no caben ambigüedades... me parece una lectura deliciosa, muy lograda. De la historia en sí, a más de lo ya le leido en otros comentarios, yo destacaría el objeto, ese montacargas. El miedo funciona mucho mejor cuando lo que se teme es un objeto cotidiano que, por medios que es siempre mejor dejar a la imaginación del lector, presenta comportamientos extraños, inspirando un temor que es mucho más real que toda esa parafernalia habitual en el género. Es fácil meterse en la piel (o en el uniforme) del protagonista, aunque no se haya pisado un cuartel en toda la vida. El soldado, pragmático por antonomasia, no entra en divagaciones filosóficas ni se pierde en emociones contrapuestas. su conflicto más clásico, la conciencia frente al deber, está también ahí, en su renuencia a cumplir ese arresto dada la situación que se ve obligado a afrontar. Y ese enorme sentido práctico, imprescindible en alguien cuya vida depende de la más inocua de sus decisiones, manifestado en el sable que se convierte en precario pero eficaz cerrojo.
ResponderEliminarEn definitiva, esta historia tiene la enorme virtud de trasladar al lector a un mundo en el que se siente cómodo al minuto. Enhorabuena.
Un abrazo.
Hola, Juan. No hice la mili, pero con tus palabras me has transportado a esa residencia y he visto el dichoso montacargas hasta en mis pesadillas. Muy buena aportación y, como siempre, un fantástico despliegue de vocabulario que me deja con la boca abierta. Que tengas suerte en el concurso. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy original el relato, esa máquina succionadora de sueños y de energía , imposible de vencer, estupendo. Un abrazo, Juan!
ResponderEliminarHola, Juan.
ResponderEliminarLos ruidos nocturnos, eso que acontecen entre la vigilia del sueño son realmente aterradores. Es la ignorancia por lo que lo ha provocado lo que nos aterra, el eterno desconocido. ¿Quién no se aterraría al levantarse a orinar y ver todas la luces de su casa encendidas? Y a eso le añades el paranormal movimiento de un montacargas que se lleva el sueño de la gente la cosa es exponencial. Te felicito por el relato, y por ese extenso vocabulario con el que siempre haces gala.
Mucha suerte y un abrazo
Hola, Juan. Nos has descrito al montacargas del infierno, no me extraña que no se pudiera pegar ojo y cada noche de arresto peor. Al cuarto de máquinas de mi ascensor le pasaba lo mismo, sobre todo los fines de semana, solo que yo en el duermevela por el ruido me imaginaba que era algún vecino que venía de fiesta.
ResponderEliminarSaludos y suerte.
Hola, Juan. Seguramente el montacargas contaba con un operador fantasmal. Muy bien creada la atmósfera castrense y de misterio.
ResponderEliminarUn abrazo
Paso por aquí para darte la enhorabuena por tu muy merecida clasificación en el concurso. Me alegro mucho de que se reconozca el talento literario que tienes. Este relato da verdadero miedo, con el ambiente que has creado, describiendo los sentimientos de pavor del personaje, el tenebroso pasillo, el terror que pasaba por la noche el muchacho, y sobre todo, el montacargas que parece sacado de una novela de Stephen King. Me ha encantado de veras y de nuevo te felicito tanto por el relato como por tu resultado en el concurso. Un abrazo 🪐🥰💛
ResponderEliminar¡Gracias por Tu Buen Parecer! Sí , lo cierto es que el amiguito Stephen desde los tiempos de Christine es muy dado a la prosopopeya por el lado oscuro; por mi lado yo también, e incluso he experimentado cositas.........😲😱😧
EliminarRecibe un abrazo descomunal de éste, que es muy conocedor de Sí Mismo, tanto mis cualidades y virtudes como mis tropiezos y pecadosss.....
¡¡¡¡¡¡¡A Tus Pies!!!!!!!!
Hola Juan. Quien le iba a decir a ese pobre soldado, que no esperaba mas que cumplir con su deber, o su vocación, o simplemente estaba allí, que la vida militar le depararía semejante desventura. Un montacargas aterrador, que parece tener vida e intenciones propias. Nos queda la duda de si realmente el aparato tiene consciencia o es nada más que un artilugio mecánico que por sus particularidades y mal funcionamiento físico provoca tales desvaríos en quienes lo sufren en la noche. En cualquier caso el efecto sobre el soldado parece contundente. Felicidades por ese séptimo puesto en el Tintero. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Gracias por Todo! La Milicia proporciona momentos emocionantes tanto a nivel Principios como de otra índole sobrevenida. Por eso Mi Inspiración siempre tiene infinitas posibilidades por mi veta castrense. En mi oscura apreciación, el montacargas poseía Animación Propia, y desde luego, a eso también contribuía su antigüedad y Modelo Inencontrable (je, je,je!!!...en uno de esos nuevos de rascacielo apuesto a que la cadencia de personificación del Terror ni se habría aproximado, ja, ja, ja, !!!🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣
Eliminar¡¡¡ Muchas Gracias por tu felicitación; vivo feliz sabiendo mis defectillos y mis carismas literarios (siempre escribo tanto prosa como verso) y los buenos , normales o mediocres resultados en lides literarias no me amargan un ápice o influyen en mi particular narcisismo, si bien es verdad que a nadie le amarga un dulce😎