viernes, 5 de diciembre de 2025

J e n í z e r D u Z a p a

 



                                                                 Jenízer du Zapa



Días del aquilón plenilunar en Gran Vía Fernando El Católico, la gente se esconde a primera hora de la mañana, pero yo decido abrigarme y marchar al Riurau, bar donde desayuno entre los menesterosos rumanos, algún que otro yonki despistado del barrio El Carmen y los vecinos que llevan viviendo toda la vida en ese distrito de Valencia. Allí desde antaño he escrito, sentado en una mesa gélida de fuera del bar, delante de un inmenso par de tostadas con jamón serrano, aceite de oliva y mucho ajo –¡espanta a los rumanos y yo no quiero eso, me caen muy bien! –, café triple y copazo de Dyc.

Decía que los enigmáticos rumanos huyen de mi aura de ajo. Así que uno de estos días prenavideños, hablé con alguien que se llama Balkas y dijo que la mayoría que recala en ese bar es de la antigua Valaquia. 

Yo cree, que tenemos a sanguijuela vieja, tú sabes. –dijo con cierto acento raro–Ajo repele sucsión.

–¿Cómo? – dije algo achispado por mis tragos de la copa–¿Te refieres a lo del desfiladero de Borgo?

–¡Síii, al úpiro malooo! En Bistrita, mi ciudad, también.

–Buenoooo, creo que has bebido más que yo Balkas.

Tú tranquilo, no bebemos sanguina ¿no? Pero cosa verdate es que saber ciencias podritas.

–Mira, yo ahora, estoy inspirado. Siempre escribo en estos momentos. Si tienes poder, conjura mis karmas y consígueme una pieza de 666 palabrejas que no sea lo que de verdad deseo narrar. –Mencioné a propósito esa cifra para mofarme exorcizando la oscura tradición y anatema de Balkas.

Balkas ni corto ni perezoso, se palmeó la mano y me puso las dos en la frente mientras me preguntaba:

¿Tú llamas? ¡Larrgo Todooo!

–Juníper Azzeda– Y aprovechando que venía el camarero, pedí otra copa de Dyc.

Una cosa. Tú dejas cuando acabes, que yo ponga título. Es conditio. Tú invitas a una copa de eso que libas. ¡Conditio!

–Me parece justo y generoso.

Él repitió mi nombre tal como le dije, y me dio un trastazo en lo alto de mi inmensa cabeza calvorota con la mano abierta. Tenía los ojos cerrados del dolor y al abrirlos, Balkas estaba a mi lado bebiendo y musitando palabrejas tales como “gospodín” “sanguini Tokay” “Ordog” “pokol”.

Acto seguido, desenfundé mi Montblanc y abrí con estupor el cuaderno y me puse a escribir sin saber muy bien si estaba en el bar o envuelto en bruma en mitad del bulevar de Gran Vía, junto a la estatua de “Luis Sánchez Polack” ( a veces mis amigos y yo en el momento álgido de nuestras juergas por la calle Quart, recalamos junto a su monumento y brindamos en melé, como si él nos diera el visto bueno desde el Más Allá) Entonces sí me percaté de mi permanencia en las mesas exteriores del bar Riurau por la presencia de dos rumanos más, de trazas bohemias, que se persignaban al escuchar la salmodia de Balkas.

–¡Balkas! –decían sus conocidos–Tú deja palabras de precipicio, valaco loco–Y entonces me di cuenta de que me lo explicaban a mí. –Él repite “señor” “Vino Tokay” “Satán” y “infierno” ¡Mala Cosa contigo! Es idioma antiguo. ¡Ceremonial!

Balkas nos dio una colleja a los tres y acabó de traerme a la realidad de mi copa vacía, mientras los otros dos se fueron en dirección al Jardín Botánico.

–¡Queda título y yo, escritorcillo, ja, ja!

Iba a coger mi pluma estilográfica Montblanc, pero es personal y al impedírselo, cogió de su bolsillo un fósforo usado. Con él puso el título en la cabecera de mis dos páginas con el tizne negro que soltaba.

A continuación se marchó al Jardín Botánico también. (quizás hubiera concilio de transilvanos)

Y entonces, atendiendo a un pálpito, cuando fui a pagar, miré mi DNI, y comprobé que el nombre que figuraba era el mismo que el título de este relato.

Pero de ese problema ya me ocuparé otro día.

Un anagrama perenne de mi verdadero nombre.



                                                       *.   *.   *


[relato de 666 palabras incluyendo el título, compuesto con las siguientes directrices:

– Homenaje a La Luna Llena Fría de Diciembre y las cosas raras de la capital del Turia.

– Participante en El Tíntero de Oro Decembrino (magia) . . . . .🌕 🇪🇸 😶‍🌫️.   ]



 





4 comentarios:

  1. Hola Juan, las mejores historias a veces son inspiradas mientras se liban bebidas espirituosas, y si es en compañía de un rumano de Transilvania, mucho mejor. Muy buen relato. Enhorabuena.

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  2. Te van a descalificar. Esta prohibido usar IA y eso que explicas es una IA valaca mágica😜. Y se nota que es claramente autobiogrsfico, por la foto y las 666 palsbras.
    Saluda a Tip, una de las últimas veces que el arte y el humor se reunieron en una persona.
    Abrazooo y suerte

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    Respuestas
    1. Lo he intentado pero no he podido sacar tu nombre, no soy muy buen anagramista

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  3. Muchas gracias, Juan, por participar en la 49 ª edición de El Tintero de oro en homenaje a Pratchett.
    Un abrazo y suerte

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Salutem Pluriman ! ! !

J e n í z e r D u Z a p a

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