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¡¡¡¡¡¡¡ ...Y no escuches ningún toque de corneta...!!!!!!! |
Este es mi pingüino "Resoli" y remeda al real, que debe andar a lo petimetre por La Antártida por cuenta de los militares de la base Gabriel de Castilla próxima en el continente helado. La campaña de adopción de pingüinos ya pasó, pero seguro que "Resoli"sigue díscolo y traviesón, y espero que por los mismos lugares, que en mi loca imaginación yo estaría de tener la posibilidad de viajar Allanpoescamente a tan legendario enclave."Resoli" no obstante está algo medroso, por lo que voy a reseñar a continuación (no de balde los pingüinos son muy sociables entre ellos), y es que ni más ni menos se trata de un libro fenomenal, concretamente éste......
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La foto de la portada es Adrien de Gerlache con un pingüino emperador atrapado en la banquisa. También en su interior aparece un sobresaliente testimonio gráfico. Hay que reconocer que la editorial Capitán Swing, trabaja sus ejemplares. |
. . . . 🐧* U n M a n i c o m i o E n E l F i n D e l M u n d o *.🐧
En
pleno aquilón de comienzos de año, es un verdadero placer arrancar con las
primeras lecturas intensas de libros. Entre los que llevo, voy a dedicar esta
entrada bitacoreña a uno recién terminado.
Se
trata de “Un manicomio en el fin del mundo” del reportero norteamericano y
afincado en Nueva York Julian Sancton.
Me
lo regalaron los Reyes Magos que los muy pícaros saben de mis gustos
extravagantes, porque versa sobre la expedición histórica de Adrien de Gerlache
de Gomery en su barco “Belgica” hacia La Antártida justo a finales del siglo
XIX para realizar numerosos estudios de toda clase y lograr abrir una nueva vía
en el continente helado donde nadie hasta el momento hubiera accedido, para
mayor gloria de su patria belga. ¡Un Libro ideal para estas fechas!
Formó
el cuadro de mandos con un teniente de artillería; un químico y geólogo polaco;
un zoólogo rumano; el célebre explorador noruego Amundsen como primer oficial;
otro teniente de la marina belga (quien era con rango de capitán del barco, la
segunda autoridad a bordo tras el comandante Gerlache) y el médico neoyorkino
Frederik Albert Cook. Después, con marineros en diversas funciones, la
tripulación completaba diecinueve hombres.
La
verdadera odisea que vivieron todos ellos fue espeluznante. Era una misión y un
anhelo (sobre todo de Gerlache) donde todo lo que pudo salir mal, salió. El
caso es que salieron de Bélgica hacia enero de 1897 y su derrotero fue por todo
el continente sudamericano con muy diversas escalas por motivos logísticos en
puntos geográficos hasta llegar a fines de año a Argentina y a Tierra del
Fuego. De allí tardaron siete días en cruzar desde la última civilización de la
“Isla de Los Estados” hasta los mares antárticos, hasta que llevados por la
desmedida pasión del comandante del barco, hacia marzo de 1898 quedaron
embarrancados en la banquisa del Mar de Bellingshausen (ni más ni menos que la
placa de hielo que recubre casi todas las aguas del polo sur que varía su
grosor de dos metros a más de cuatro incluso) hasta marzo de 1899. ¡El regreso fue pírrico!
El
libro narra las consecuencias que el aislamiento prolongado y sometido a
situaciones extremas tiene sobre el ser humano. Tuvieron que luchar contra la congelación,
el escorbuto, la correcta distribución de alimentos, la temporada de marzo de
1898 a julio de ese año con ausencia de luz solar; pero sobre todo tuvieron que
empeñarse con tesón en luchar contra la locura que ser reos del hielo les
produjo.
El
autor se basó en las cartas y testimonios de todo tipo redactados que bastantes
miembros de la tripulación redactaron e investigó en multitud de archivos en
Bélgica. Además, se costeó un carísimo viaje a La Antártida, por así decirlo,
la poca que existe autorizada (¡que es nada prácticamente!) para ponerse en
situación y que es la más pegada a Argentina.
El
doctor Cook fue esencial para el mantenimiento de ciertas disciplinas
sanitarias en el barco, porque descubrió, que aparte del zumo de limón, para
luchar contra el escorbuto les favorecía la carne de foca y de pingüino, pero
el problema es que había que comerla poco hecha ¡y hasta el propio comandante
De Gerlache —muy afectado durante el extrañamiento del “Belgica” por escorbuto
y tremendos psiquismos mentales raros y no diagnosticados—se negaba a incluirla
en su dieta. Al parecer la carne de pingüino emperador, es muy oscura con sabor
a pescado rancio; a la tripulación les sabía a la vez a pez y ave, con un toque
intenso de carne de caza. La analogía era ternera, mezclada con bacalao de
fuerte olor y pato de lomo marrón asados en un pote con salsa de sangre y
aceite de hígado de bacalao. Y además el olor a guano era insoportable. Los
pocos que seguían la prescripción sanaban con rapidez. Para cazar los pingüinos
de Adelia, uno de los marineros tocaba una corneta desde la proa del barco ¡y
los pobrecitos acudían embobados a la emboscada desplazándose por la banquisa!
Amundsen tenía la teoría de que eran animales musicales.
Otra
de las terapias de Cook, era “El paseo de Los Locos”. Hacía andar a los hombres
de la tripulación (todos sin excusa salvando a los enfermos, claro) una hora
alrededor del barco para el bienestar general del cuerpo, pero sobre todo el
beneficio mental y que distrajeran sus saturninos pensamientos, todos ellos
macabros y antisociales por la situación única experimentada. Con todo, uno de
los marineros, Adam Tollefsen “El loco”, regresó a la civilización perturbado
de por vida.
Las
terapias lumínicas también tenían lo suyo, pero bueno, hay que leer el libro
para sorprenderse. Es impepinable que Cook, estuvo al pie de su juramento
hipocrático, un ejemplo mayúsculo de persona.
El
estilo del autor del libro es ligero y ameno, no exento de enriquecedor por lo
muchísimo que se aprende sobre biología, zoología; con las anécdotas que
refiero no destripo nada del argumento—todo real de las vicisitudes que
padecieron—porque cada capítulo aporta curiosidades descomunales. Por ejemplo
cuando entona las alabanzas del limón en 1795, informa de que a pesar de todo,
La Marina Real británica, por reducir costes sustituyó los limones del
Mediterráneo por lima de Las Indias, provocando graves crecimientos del
escorbuto ya que no era ni mucho menos tan eficaz como los productos del Mare
Nostrum (¡je,je,je; como en estas costas españolas y europeas nuestras no
existe nada, je,je,je!)
Desgraciadamente
hubo dos fallecidos. El primero de ellos, antes de quedar atrapados en la
banquisa de Bellingshausen, el marinero noruego Wiencke, como consecuencia de
un golpe de mar en el temporal deletéreo que antecedió a los citados hechos,
perdiéndose en el mar proceloso hasta desaparecer. Y por escorbuto, el teniente
Danco de la marina belga (el primero con quien De Gerlache preparó la
expedición; además eran amigos de la infancia)
Este
libro entra dentro de mis pasiones extrañas y particulares, las que además son
esenciales para mis inspiraciones tanto en prosa como en verso, porque me
recuerda a otra gesta, la de Raymond Rallier du Baty y su periplo de quince mil
millas hacia Las Islas Kerguelen a bordo de un queche desde Francia (de hecho recomiendo
vivamente también leer su libro “Aventuras en Las Kerguelen”, bastante difícil
de encontrar, pero se puede ¡¡¡¡ es más, si me acuerdo y tengo tiempo, haré una
reseña con el que tengo en mi biblioteca!!!!) Las Islas Kerguelen, antesala del
mar antártico, se instalaron en mi mente por mi pasión por Poe y Verne — y
ellos también están muy presentes en las referencias del libro sobre “El
Belgica” y las cosas que ocurren—
Precisamente
en el informe de la expedición de lo acontecido sobre Tollefsen, aparecen unos
términos que no parecen ni oficiales, más bien dignos de Edgar Allan: “/…ante
la presión constante del hielo, sucumbió al horror y enloqueció al contemplar
el sobrecogedor espectáculo de lo sublime, aterrado ante el destino que no
dejaba de acecharle” ¡Uno no puede por menos que recordar al Allanpoeño “Arthur
Gordon Pym” y también a “La Esfinge de Los Hielos” y "El faro del fin del mundo" de Jules Verne!
Para terminar, aunque es difícil escoger una, voy a elegir mi palabra predilecta (ciertamente la única que desconocía-ya son muchas tablas a lo largo de los años batiéndome el cobre con el maravilloso léxico-) de las que me aportó la novela :
"Polinia" [¡no tardará en caer en alguna de mis composiciones 🤣🤣🤣 ! ]
¡Y
el título de esta entrada, es frase del Doctor Cook en sus memorias antárticas!
En
suma, la única calificación que merece el presente libro….es…
MATRÍCULA
DE HONOR.
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Los habituales descritos en el libro, son los pingüinos barbijos, emperador y juanito.¡No es difícil averiguar mi pingüino "Resoli" a qué casta pertenece😂! |
¡ A u d a c e s
F o r t u n a
J u v a t !
Post Scriptum : ¡ Y Tú, Resoli, ya puedes volver a las promenades sin miedo por toda la casa, La Antártida y las cacerías para sobrevivir quedan muy lejooooosssss 🤗🌏💎🐧.....