Como diría Nicolás Fernández de Moratín.."¡Válgame Dios...!" |
Fray Banicharra era un franciscano limosnero valetudinario y le conocí en una andanza donde mencionó la hospedería medieval de su Monasterio de Télig. Fue sugestivo y al año me presenté un plenilunio solicitando jergón y refectorio dos noches. Apareció asaz maltrecho con muletas, pues le habían amputado una pierna como consecuencia de tanto andar en condiciones extremas pidiendo caridad para Su Orden. Siguiéndole en la oscuridad del claustro, escuchaba bajo su hábito el lamento de la pierna ortopédica. De siete hermanos quedaban dos –trasladados de retiro espiritual- y él. Habían dejado éste mundo meses atrás, susurró lacónico. Edad provecta, supuse escudriñándoles en una vieja orla del definitorio franciscano. Dormí en la celda “Rivotorto” sin sentir a nadie en El Monasterio.
A maitines, me enseñó la biblioteca de cincuenta mil volúmenes. También tenía objetos extravagantes de sus misiones en Brasil, como cabezas jíbaras. Estaba encandilado, pero no llegué a pasar la segunda noche. Al parecer la falta de riego nefando en la pierna, debió dañar su cerebro, pues mezcladas con las de otros indígenas, identifiqué las reducciones de las de Los Monjes del Monasterio que viera en el huecograbado en la orla ¡Sus conocimientos aberrantes entre aquellas tribus sustituyeron La Cordura!
[ M i c r o r r e l a t o ]
El relato que dejas Juan se me ha hecho extremadamente corto
ResponderEliminarMe ha encantado
Un abrazo
¡Es Un Verdadero Honor, que este vagabundo de Juglaría que soy yo, te haya entretenido!
EliminarLas condiciones tan precarias de una vida religiosa, es una llamada de atención a la Iglesia que abandona a su suerte a aquellos que le han entregado su vida. Es, además, el drama de la soledad como final de la vida. En la cabeza de un ser humano, puede caber desde lo más puro e espiritual a la mayor monstruosidad, así es porque somos hijos de las circunstancias.
ResponderEliminarMuchas fraternidades antiguas como El Mundo, son Saturno devorando a sus hijos (por cierto, cuadro que adoro) y sus sacrificados y abnegados "hijos" son orillados en ocasiones en el transito de los devenires. Una mente, un karma, un espíritu estropeado puede llegar a ser terrorífico. Las posadas conventuales y lugares retirados sin acceso para el común de los mortales me han proporcionado siempre grandes experiencias y ......algún que otro susto...pero sigo siendo fiel indefectiblemente a mi espíritu aventurero. He tenido la suerte de vivir situaciones acaso parecidas (¡dentro de un orden, claro que sí!) al Nombre de La Rosa, pero eso, como decía el camarero de Irma La Dulce.....es otra historia.......... 🏞
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