Misión Perenne
Olvido el tableteo de la ametralladora
mis venas casi
exangües, me marcho de permiso
campos empavesados
por doquiera que piso
esperanza de calma de
playa sanadora.
Mis pies la mar
refresca, la cala me enamora
La arena no calienta;
soy el rey de este viso,
No hay soldado de
guardia, no hay compañero occiso;
Sí está mi alma
castrense, vis pacificadora.
Bajo este acantilado,
me rehago y creo en mi vuelta,
Repuestas las heridas
con sal y mi soneto
tras estas vacaciones
de Luna Azul esbelta.
Cruza el cielo La
Muerte, lucho en mi parapeto,
Balas trazadoras que
marcan mi ánima suelta
¡Sin miedo, misión
tengo: Por La Paz es Mi reto!
(tras excelentes holganzas de asueto, playa y pantano, cordillera y llano, siempre al pie del cañón, porfío otra vez en homenajear La Luna Azul Agosteña que tanto pasión me procura, con este soneto alejandrino ensalzando la vocación de todo mílite a toda hora en vela, incluso de vacaciones)
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¡ ¡ ¡ A r o , O s s , A r o , O s s ! ! ! . . . |