Estos
últimos días he leído dos libros utilizando un extraño método al que suelo
recurrir en mis ceremoniales de excéntrico. Elijo al azar uno que haga mucho
tiempo que no he desempolvado de mi inmensa biblioteca y
después otro de los recién comprados y salidos al mercado editorial.
Ha resultado una carambola
graciosísima, pues ambos seleccionados en la presente ocasión tienen en común
personajes uniformados. Una buena forma de medio finalizar el año lector —suelo
“zamparme” cincuenta volúmenes al año aprox.—y digo medio porque aún caerá
alguno de aquí al treinta y uno de diciembre.
El primero de ellos es una historia de mitad del pasado siglo XX escrita por el militar del Servicio de Operaciones Especiales del Ejército inglés William Stanley Moss llamada “Mal encuentro a la luz de la luna” Alude a una intervención que tuvieron él y su equipo en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial en Creta, una operación militar real en la cual secuestraron al general Karl Kreipe, comandante al mando de la 22ª División Panzer de Granaderos, pero en aquel momento acuartelado en Villa Ariadna en el centro de La Isla, donde sus superiores lo habían destinado desde el frente ruso. Éste oficial superior era un soldado veterano y educado a la forma castrense de la vieja usanza y a Stanley Moss y Patrick Leigh Fermor —que en realidad es por este último militar y escritor por quien conocía yo esta gesta—se les ocurrió desde sus posiciones en El Cairo, que sería un buen golpe de efecto y subiría la moral de las tropas trasladarlo al Cairo como prisionero de guerra, con las miras puestas en la resistencia griega y cretense en la isla.
El libro pues, no tiene
desperdicio describiendo la llegada por mar y el desembarco clandestino en el
sur de la isla, y cómo la ayuda de los “andartes”(la guerrilla de Creta) fue
esencial. Efectivamente, interceptaron al general y su conductor en una carretera
de la parte occidental de la isla, y se dieron a la fuga con él, monte a través
durante cerca de tres semanas y pico durante la primavera de 1944, donde no
consiguieron interceptarlos los numerosos controles alemanes que dominaban la
isla, hasta que en un esfuerzo pírrico, se evacuó al equipo de operaciones
especiales en una playa cercana también de la parte occidental. Eran otros
tiempos en la convivencia con facciones de diferentes postulados militares,
porque el trato proporcionado al general reo de la guerrilla por parte de
Stanley Y Leigh Fermor fue siguiendo las convenciones militares e incluso, con
tiempo para la cortesía. A Fe Cierta, que es un relato de aventuras digno de
ser admirado; valor, principios castrenses, inteligencia militar y compañerismo
se dan la mano y lo sorprendente es la épica con la que está tratada la
narración, que se lee admirablemente y con postulados graciosos de tanta
anécdota como describe. Patrick Leigh Fermor y el general Kreipe, eran
militares muy cultivados y ambos recitaban pasajes de Sófocles mientras
descansaban en El Monte Ida. Tenían que sobrevivir todos con comida que les
llevaban los isleños probritánicos siempre dispuestos a que no les faltara de
nada y pudieran triunfar con su objetivo; bebían el preparado licoroso griego
Raki o la celebérrima Retsina —vino especiado griego—que les proporcionaba
ánimos para no desfallecer por el frío y todo tipo de inclemencias que tuvieron
que experimentar por las asilvestradas tierras cretenses. El lector acaba
disfrutando ante las interactuaciones de todos ellos, que por momentos más
parecían un grupo de amigos ayudándose unos a otros que guerrilla
indisciplinada dirigida por dos oficiales británicos (exceptuando como es
lógico al general, quien tuvo un comportamiento, no obstante, asimilando de
manera humilde e introspectiva su nueva situación; en cualquier caso, su
carrera militar no acabó tras su entrega en El Cairo, pues aún llegó a Teniente
General. )
Desde luego recomiendo tan
original y entretenida obrita —se lee disparatadamente veloz—y yo, si mal no
recuerdo, es la tercera vez que la leo en mi vida….¡y no me canso! (aparte de
que soy forofo de Patrick Leigh Fermor y todo cuanto escribió lo tengo, casi;
de hecho incluso en mis viajes por El Peloponeso le seguí la pista. Sé que
acabó sus días retirado en una imponente finca junto a unas vistas maravillosas
frente al mar griego y de hecho falleció muy mayor hace menos de diez años,
creo) Además aporta fotografías del
hecho.
En una escala del Uno al Diez,
¡naturalmente que sí! le proporciono un 9 (diez no porque tal perfección hay
que trabajarla muchísimo)
* * * * * * *
El segundo libro que he despachado gustosísimo, lo compré hace días y lo he disfrutado con la misma rapidez.
Nada más y nada menos, se
trata de “Pazman” obra del coronel de La Benemérita Don José Ángel Astillero
Fuentes, y en este caso es una novela—el doble de extensa que mi anterior
reseña— ficcionada cuyo argumento
describe la lucha contra la pestilente banda terrorista de pistoleros cobardes
ETA, por parte del Servicio de Información del Instituto Armado en los primeros
años de la década de los noventa, cuando Astillero estaba destinado de teniente
en Bilbao recién salido de la academia
militar general de Zaragoza.
Es una obra magnífica, que ya
advierte el autor de que todo está debidamente ficcionado, pero a mí me da, que
es terriblemente real las anécdotas que narra respecto a las vicisitudes de los
componentes del Servicio de Información, cómo sufrían viviendo del trabajo a
sus ocios y vuelta a empezar. Por eso en líneas generales esta clase de
servicios policiales de élite, se nutren de agentes muy jóvenes, pues hay que
tener cuajo y fortaleza que proporciona sólo la juventud; y de otro lado, tan
sacrificado es, que muchas veces es incompatible con la vida de familia.
Ha sido maravilloso ver que
una obra de estas características se da a conocer al gran público, porque hoy
en día parece que nadie sepa los desmanes delictivos, criminales e inhumanos
que cometió la citada y puerca banda terrorista. Además, es un merecido
homenaje a hombres y mujeres investigadores de los Servicios de Información de
La Benemérita — y por ende los del Cuerpo Nacional de Policía—pues gracias a
sus desvelos a lo largo del tiempo, La Ley pudo imponerse para acabar con tal
lacra defecante.
Se lee rápidamente. Las
aptitudes novelísticas de un coronel del Cuerpo no son muy halagüeñas, pero el
escritor salva el expediente por los pelos, debido a lo ameno que procura ser.
He encontrado algunos gazapos de lenguaje que no se utilizaban en 1990, pero
bueno, es pecado venial y no lo voy a hacer ni constar.
Sí es verdad que los peores
años fueron “Los del Plomo” en 1980 y siguientes, pero a raíz de la
desarticulación de Bidart, ETA se enconó nuevamente en los años noventa,
rabiosa por seguir matando y sembrando caos. Aunque, Bilbao, Vitoria, San
Sebastián y Pamplona tuvo siempre lo mejor de esta especialidad antiterrorista,
no hubo nadie como los de San Sebastián, prácticamente los mejores de Europa en
su momento.
Naturalmente es altamente
recomendable por lo informativa que es y las loas a tan buena gente como
aquellos hombres y mujeres, quienes se dejaron la piel y en muchos casos La
Vida al Servicio de España sin pedir nada a cambio.
La puntuación que le doy, es un 9,50, obviando algunos defectos técnicos, pero es precisa y necesaria en el mundo que vivimos en España a día de hoy.
La novela, y merecidamente en mi humilde (¡¡¡¡¡¡¡aunque apasionada!!!!!!!) opinión, fue finalista del Premio Azorín de 2022.
Post Scriptum : ¡¡¡¡¡¡¡ Qué narices...."Pazman" in pectore merece un ...D I E Z !!!!!!!
(¡ES DEMASIADO MATRÍCULA DE HONOR EL ASUNTO QUE TRATA!) 💎💎💎💎💎
Leer, claro que sí, yo precisamente he estado haciendo algo similar, también el 2023 me he puesto a leer ciertas obras que estaban “pendientes”. Poco a poco voy desalojando la cola. Y creo, las lecturas me sirven para darme ideas de escritos acerca de mis mundos y personajes literarios.
ResponderEliminarAhora bien, dentro de los libros, específicamente estos de la segunda guerra mundial son realmente un tesoro: Es un periodo de la historia que marcaría algo así como un ritual de paso de toda la humanidad, salimos de un tipo de civilización global para entrar en otro modelo, quizás más atroz que el anterior, o quizás no.
También es cierto que hay unos libros que al terminar de leerlos como que me defraudaron.
Ahora bien, la cola de libros que tengo pendientes, si bien se movió.... me quedan muchos más por leer, y me he autoimpuesto una regla:
No comprar más libros hasta no haber leído los que tengo.
Y un dato “negativo” de leer, pues como le dedico tiempo al libro, he bajado en mi producción de escritura, ahora se está armando una cola de relatos que deseo escribir.
Los Libros producen Una Vida Interior Descomunal, H u g o, amén de la fecundidad que me otorga para mi creatividad chiflada tanto en verso como en prosa y otros cientos de locuras contumaces de las cuales nunca en el devenir me apeo. Estoy especializado en cosas muy concretas, pero desde luego los de tema bélico histórico los adoro , así como los relativos al Cuerpo más prestigioso de España que es La Benemérita. No hay que preocuparse por la fila de "Pendientes" de una biblioteca, por fortuna son parte de la familia y siempre están ahí para ser consultados o leídos, adorados, emulados y un largo etcétera de obsesiones, de las cuales, todas son buenas y pretermagníficas.
ResponderEliminar¡Pero, por supuesto, H u g o, nunca dejes de escribirrr!
Por aquí llego con algo más de tiempo que antes...
ResponderEliminarPrimero felicitarte por tu tarjeta personalísima de Navidad, sentida, bella como el poema. Y segundo por esta entrada tan completa en la que me has tentado con el primer libro, aunque no dudo que el segundo también es muy bueno. Y se lo comento a mi marido que le pirrian estas historias de guerra. Mucha felicidad para tu alma.
Un abrazo!
¡ Adoro seguir Felicitando Las Pascuas Navideñas, para Ti y Los Tuyos ! ¡¡¡ Tu esposo flipará con el primero de los volúmenes, y con el del coronel más aún, porque atañe a España, y todavía continúan las guerras subrepticias en suelo patrio!!!
Eliminar¡¡¡¡¡¡¡Sed Muy Felices en Navidad y todo el año venidero!!!!!!!
PAX HOMINIBUS BONAE VOLUNTATIS🌏